Gastronomía
Alta cocina a domicilio
Umo, Kabuki, Horcher y AskuaBarra son algunos de los locales de los que ya podemos disfrutar sin salir gracias a Take a Restaurant.
El sector de la hostelería sufre la dureza de la crisis sanitaria, provocada por la COVID-19, de ahí que los cocineros, que hacen esfuerzos para remontar en la empinada escalada gastronómica, hayan logrado volver a encender los fogones de sus templos. Sin embargo, para sacarlos adelante con la limitación de aforo obligada por la situación, es necesario garantizar su rentabilidad explorando nuevos caminos. Uno de ellos es el que pone sobre la mesa Take a Restaurant (www.takearestaurant.com), la plataforma que traslada la experiencia vivida en hasta 30 restaurantes a las casas, diseñada por Take a Chef y Anson&Bonet. Cuidado, no es que un cocinero de renombre tome sus fogones, que puede según el establecimiento y el encuentro organizado, sino que es parte de su equipo quien elabora los platos, los sirve y usted los disfruta en la misma vajilla y demás detalles, que le llevarán desde el espacio escogido.
Con el objetivo de que el servicio salga perfecto es necesario consultar la disposibilidad del local, en los turnos de comida o cena, y reservar el que desee. En la jornada elegida, el equipo llegará una hora antes con todo lo necesario para transformar su casa en su restaurante preferido, cocinar para usted, servirle y recoger para dejar la cocina impoluta. Una idea imbatible ahora que llega la temporada de cenas y almuerzos al aire libre, ya que es posible elegir uno de los dos menús compuestos por platos reconocibles, que cada chef ha ideado para reproducirse a la perfección respetando el precio medio de cada establecimiento. Incluso, quien lo desee puede pedir extras de cada uno, como su carta completa de vinos o de cócteles o, incluso, el hilo musical: «Take a Restaurant da a los chefs la posibilidad de diversificar su negocio creando una fuente de ingresos que, además, permite optimizar los recursos del restaurante sin renunciar a ofrecer un servicio de alto valor gastronómico y experiencial», explica Alejandra Anson.
UMO
Hugo Muñoz está ilusionado: «El perfil del comensal que lo demanda es amplio, ya que no lo hace tanto por miedo a acudir a un local, sino porque las reglas han cambiado y nosotros los cocineros nos hemos vuelto más flexibles. Fíjate, antes jamás habíamos contemplado ofrecer ‘'take away'' y ya lo estamos diseñando. Es cierto que es posible idear líneas de negocio divertidas como esta. Hasta ahora, no queríamos salirnos de nuestro papel, ya que elaborar recetas en una casa particular no solo supone cocinar, sino que conlleva un trabajo detrás importante. Nos hemos concienciado de que debemos ser flexibles», apunta el cocinero, al tiempo que reconoce que al contar con un equipo tan bueno, le apetece ser él quien se desplace: «Soy cocinero por una razón vocacional y tengo ganas de hacer feliz a la gente. Es algo que me apetece hacer. Me parece muy divertido, quiero interactuar con el cliente y ofrecer una experiencia divertida. Por eso, no se trata de un servicio rígido. Incluso, propongo a quien lo desee que se venga conmigo al mercado a comprar los ingredientes, porque contamos con unas sugerencias que se pueden alterar, según los productos de temporada. La rigidez me aburre mucho. Queremos fomentar experiencias nuevas, porque de ellas salen potenciales clientes para Umo. Cualquier oportunidad es buena». Precio: 120 y 180 euros:
Kabuki
En el caso de que opte por Kabuki, haga sitio, porque para contemplar al «sushiman» confeccionar las piezas, ya que éste se desplaza con su propia barra y así ofrecer un auténtico espectáculo gastronómico (170 y 250 euros).
Café de París
Es posible vivir la experiencia en su comedor, ya que, igual que en el restaurante de Ginebra, le cocinarán el emblemático «plat du jour», formado por una ensalada verde con aliño especial y el entrecote Café de París, llega a la mesa sobre una bandeja de acero. Y, por supuesto, se coloca sobre un infiernillo, que calienta y deshace la salsa Café de París hacha de mantequilla. No faltan las patatas fritas, la tabla de quesos, el postre (hojaldre de manzana con helado de vainilla) y el vino (45 euros, además de la tarifa por el servicio).l
Horcher
«La idea es llevar la esencia de una mesa de Horcher hasta con las flores, aunque lo más importante, sin duda, es nuestro servicio tan característico y poder terminar algunos platos del menú delante del cliente, como el lomo de corzo. Queremos ofrecer un experiencia hecha a medida. Por eso, nos adaptamos a lo que nos pidan», explica Elisabeth Horcher. 130 euros es el precio del menú Madrid y 200, el Berlín.
Askuabarra
El «steak tartar» de esta casa, dirigida por Jorge Gadea, es uno de los mejores de la capital, así que lo elaborarán ante la atenta mirada de los comensales. La anchoa Serie Oro de Rafa López, las míticas croquetas, el tuétano asado y la chuleta de lomo Luismi son algunos platos del Festival (135). El Askuabarra cuesta 100.
Kuc
Cristina Ybarra ha cocinado para las personas más necesitadas antes de elaborar comida para llevar. Ahora nos lo pone fácil y parte de su equipo se desplaza para cocinar para usted sin pertenecer a la citada plataforma. El ajoblanco con tomate y láminas de atún en salazón, el bao de pastrami con tomates semisecos y crema de idiazabal y el San Pedro en tempura con salsa de pimientos asados con un toque de naranja, pétalos de tomate y espinaca frita son platos de la carta. El precio medio por persona son 60 euros sin vinos.
Skina y Clos
Si ya tiene las maletas hechas para viajar al Sur, sepa que puede llamar a Marcos Granda para su primera cena y disfrutar de los bocados clásicos del marbellí Skina (350 por pareja), con dos estrellas Michelín, elaborados por Mario Cachinero. En Madrid, Granda cuenta en Clos con el mismo servicio y una propuesta que anuncia el carabinero con esencia de su cabeza, el arroz de pichón, la merluza con su pil pil y el solomillo adobado. Para terminar, las natillas (290 por pareja).
Sollo
Diego Gallegos pone en marcha «Sollo en tu casa». ¿Lo mejor? Éstará presente junto a un camarero para llevar la esencia de su restaurante de Fuengirola, ya que al mediodía está cerrado. Prepara platos como el esturión ecológico con clorofila y jugo vegetal y el salmón gratinado con mahonesa de ajo negro, brotes y pasta fermentada (125 euros) para un máximo de 8 comensales: «Hay que facturar como sea», asegura.
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