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Gastronomía
Chiringuitos en los que comer y beber bien
Disfrutar de selectos productos de temporada en la misma playa, después de un baño en el mar y con unas vistas para grabar en la mente, es posible. Leed, ahí van algunas direcciones a tener en cuenta este verano
No hay mayor placer que comer bien y tener a mano una copa refrescante. No, nos vamos a entrar en la disputa sobre si refresca más una cerveza o un vino, pero sí os digo que los enólogos y bodegueros de renombre no aborrecen el tinto de verano. Ahí lo dejo. La adicción a los chiringuitos la llevamos en el adn, así que hemos seleccionado aquellos en los que no mirar el reloj para no perderse una sesión de dj durante la puesta de sol. Comenzamos. En cuanto pongas un pie en Ibiza, reserva mesa en El Silencio, el “beach club”, situado en Cala Molí, con sello de Mauro Colagreco, uno de los mejores cocineros del mundo con tres estrellas Michelin en Mirazur. A escasos metros de la orilla, lo suyo es pedir unos pimientos del piquillo rellenos y el “Saint Pierre a la ligure”. Por la noche, la cita es el japonés en el que disfrutar de un menú omakase en un servicio único para treinta comensales. No podemos dejar de mencionar Casa Jondal. Con el ex bulliniano Rafa Zafra al frente, es mucho más que un chiringuito con una oferta centrada en mariscos y pescados elaborados con diferentes técnicas. Almar, en la playa de Talamanca, es el destino en el que rendir tributo al arroz, porque éste y la tradición de las casetas de pescadores ibicencas son los protagonistas de la propuesta de Toni Boix. Con bogavante, con carabineros, negro con navajas, con lubina y berberechos o con arroz con pulpo y ajos tiernos. Difícil elección. En Six Senses Ibiza, de obligada visita es The Beach Caves, un proyecto que combina el lujo con un fuerte compromiso con la sostenibilidad en el que inmortalizar las mejores puestas de sol. Con vistas a Cala Xarrata, deja que empiece el desfile de nigiris y sashimis, seguido por el maki relleno de langosta y cola amarilla para armonizar con un cóctel. Déjate aconsejar. Can Carlitos es el chiringuito de Nandu Jubany en Formentera, así que, sí, es una dirección obligada a la que acudir con hambre. ¿Qué pedir? Los mejillones, su pollo “al ast”, la sirvia a la plancha con cogollos… Gecko es uno de los hoteles más exclusivos de la isla y su “beach club”, en la mismísima playa de Migjorn, un lugar para dejar la mente en blanco, bañarse en el mar y comer recetas alimentadas por productos frescos poco manipulados. Típicos son los crujientes de sobrasada con queso de cabra, higos y miel y el pulpo a la parrilla con puré de boletus trufado y espárragos verdes.
Cap Rocat se encuentraen uno de los lugares más espléndidos de la costa mallorquina. Levantado sobre las edificaciones de una antigua fortaleza militar, mimetizado con la reserva natural de 30 hectáreas que le rodea y delimitado por dos kilómetros de costa protegida, es un remanso de paz. ¿Qué te parece disfrutar de un carpaccio de gamba roja mallorquina con cremoso de aguacate ahumado y vinagreta de su coral, de un frito mallorquín de pulpo de roca con huevo campero escalfado y de una coca de escalivada con sardinas marinadas y alioli de hierbas a la luz de la luna? Imbatible. Lo que tenemos claro es que en los beach clubs se come bien. Tanto es así, que M3 Cuisine es el sello gastronómico de Purobeach Mallorca con una culinaria inspirada en los sabores del mundo. Aquí es posible tomar el primer bocado de la mañana y el último del día. Gustan los “fish” tacos y la Puro Burger, además de las ensaladas, los arroces y los platos veganos. “No hay verano sin beso», dice el eslogan de Beso Beach, otro de los chiringuitos de moda que, tras asentarse en Ibiza y Formentera, ya se ha inaugurado en Estepona y el mes que viene asistiremos a otra sonada apertura en el primer hotel de la marca Zel, en Palmanova, propiedad de Rafa Nadal y Meliá Hotels International. Dar el salto a Menorca es una suculenta opción. En concreto a Cala de Bosch, a Lago Resort Menorca, ya que su HUB gastronómico cuenta con veintitrés restaurantes y bares. Entre ellos, Kaypa, de Omar Malpartida. Que en Sal Verde Arena Bar, en la playa de la Alcaidesa, se coma mejor que bien es responsabilidad de Manu Berganza, jefe ejecutivo de Azotea Grupo. Así que, si frente al peñón de Gibraltar merece la pena pedir un aguacate a la parrilla con pica de gallo y feta y el lomo de corvina asada con tirabeques y citronette, en el Cuartel del Mar, esta vez en La Barrosa (Chiclana de la Frontera), el mismo cocinero mima los productos del entorno. Un apunte, los Prix Versailles, considerados los principales premios de arquitectura y diseño del mundo, lo han premiado como el Mejor Proyecto de Arquitectura de Europa en la categoría restaurantes. Dicho esto, es un lugar disfrutable a cualquier hora del día. La azotea- mirador es un lugar privilegiado, así que antes de subir, pide unas puntillitas fritas con limón y el tarantelo de atún semicurado con aceite de tomillo, limón y alcaparrones. El cóctel Deluxe, con ron Zacapa 23, sirope de azúcar moscovado, zumo de lima, hierbabuena, cava y bitters angostura, obra de Luca Anastasio, es perfecto para despedir al sol. A pocos metros, en Atenas Playa muy apetecible es coger sitio en el chill out “pet friendly” en el que es un pecado fallar al “sunset ritual” durante la puesta de sol. También en La Barrosa, el restaurante Sea Soul by Cataria vuelve a la citada ecoplaya de Novo Sancti Petri, de la mano de Iberostar Selection Andalucía Playa. Con el sello de Elkano, de Getaria,la carta ensalza el producto local respetando el entorno.
Para ir a BiBo Beach House vamos a la playa de Valdevaqueros, lugar de encuentro de quienes hacen kite surf. Antes o después, apetece el brioche de rabo de toro, los langostinos crujientes al estilo Robuchon y el solomillo de atún de Almadraba. No te pierdas la colada tarifeña. Seguimos. Grupo Trocadero cuenta con ocho establecimientos contando con la nueva apertura en el casco histórico de Tarifa. Si el de Estepona está en la playa del Ángel y posee un rincón japo y otro mexicano, el de Sotogrande es uno de los más concurridos. Dispone de dos restaurantes, el tradicional mediterráneo y el asiático, piscina y una zona de hamacas con vistas al mar. Hazte con una. Los de Marbella, sí, son un clásico divertido. Nos gusta MC Beach, del exclusivo Marbella Club. Sobre todo, porque Andrés Ruiz se preocupa por ofrecer recetas alimentadas por ingredientes locales y del mismo huerto del hotel. Las sardinas en espeto en La Milla se armonizan con un Recaredo Subtil 2017, lo mismo que los langostinos de Sanlúcar acevichados con zanahoria. Recordad, Barbillón celebra su décimo aniversario con la apertura de un “beach bar-restaurant” en Guadalmina Baja. Del grupo Mosh es Nido, en Estepona, cuya especialidad es el bogavante con Vermicelli, perfecto plato para saborear en pareo. También lo es Playa Padre, en playa del Cable, lugar al que acudir tras un baño y en pareo para saborear recetas mediterráneas y del caribe mexicano de delicada elaboración, como los calamares, una ración de pulpo güey y la burger de wagyu. ¿Un poke para comer en la playa? Si estás en Bahía del Duque (Tenerife), o cerca, echa un vistazo a la propuesta de “BDB To Go Healthy Food”, junto al chiringuito del hotel. Los zumos están prensados en frío, así que llévate el Energy, con Energy de manzana, zanahoria, naranja, fruta de la pasión, limón y raíz de maca.
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