Un verano rosado. Y llegó el Champagne

Como dijo Napoleón, el champagne es merecido en la victoria y necesario en la derrota. Estos tiempos veraniegos donde la gente prefiere pararse a ratos de lo cotidiano, y a veces a fantasear con nuevos proyectos de vida o de amor, no hay vino mejor que unas burbujas de esa insólita region francesa llamada Champagne. Cada casa elaboradora merece una novela en sí misma. Si de Drappier se hablara, todo tiene que pasar por una bodega en el entorno de una abadía convertida en prisión por el propio Napoleón. Tiempo más tarde, la familia que da nombre a estos vinos comenzó su propia leyenda. El conocimiento de la uva pinot noir que tan bien se trabaja allí, gracias a un enjambre parcelario de primer nivel, tiene una expresión rosada. Muy propio de Champagne y de esos suelos minerales y calcáreos, esos espumosos arrastran complejidad, sutileza y propuesta de futuro. Nada menos que desde 1808 se intenta datar este terremoto elaborador.

El rosado de esta bodega se estampa como brut nature, o lo más alejado del azúcar de adición. Pura limpieza, mucha frescura y la elegancia para los estupendos momentos de la confidencia y al gastronomia. Se sigue el método del sangrado con leve maceración, delicados prensados, y a la postre, el necesario tiempo de reflexión en cubas, que suele ser el secreto de los grandes champagne.

Un pellizquito de frambuesa para poner los aromas en su sitio, muchas evocaciones florales para deshojar sensaciones y promesas, y una boca como un caleidoscopio de emociones que van apoderándose del paladar y la memoria.

La belleza sencilla que tiene este vino ajeno a otras manifestaciones mucho más espectaculares y propias en brindis de los potentados en las discotecas, constituye una magnífica alternativa para adentrarse en el mundo delchampú. No sabemos cuántos metales olímpicos vamos a computar estos días, pero siícomo vamos a beber este Drappier Rosé.

Bodega:

Drappier

Vino:

Brut Nature Rosé

A.O.C.:

Champagne

Pvp:

45,60 euros