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Esperanza Roy regresa del anonimato preocupada por el estado de salud de su marido: “No está para salir de casa”
Tras años apartada de los focos, recibe la Medalla de Oro de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas: “Si echara algo de menos de esta profesión habría vuelto”
Esta tarde, un día antes de celebrar su 84 cumpleaños, Esperanza Roy recibirá la Medalla de Oro de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas. En una noche tan emotiva habrá un "pero" muy triste: su pareja sentimental, el director Javier Aguirre (también galardonado), no podrá acompañarla debido a su delicado estado de salud. En una charla con LA RAZÓN, Roy confiesa que ella fue "la que puso punto y final a mi carrera, nadie me empujó a hacerlo, ya he dicho en alguna ocasión que junto a Pepa Flores somos las únicas actrices españolas que imitamos a aquella Greta Garbo que se retiró totalmente para vivir en el anonimato. Sinceramente, el anonimato llega a convertirse en un don…".
-Pero imagino que en estos casi diez años de retiro le habrán llegado propuestas para volver.
-Algunas, como la de Luisa Martín para que trabajara en una serie. Me dolió decirle que no, pero la decisión de dejar de trabajar fue muy firme y nunca se me ha ocurrido dar marcha atrás.
Contenta con la citada medalla, afirma que "a Javier y a mí nos ha pillado por sorpresa este premio, es un gran orgullo para los dos. Llevamos muchos años retirados y éste es un regalo que nos hace la gran familia del cine, ésa a la que tanto queremos. El día 22 cumplo 84 años y la medalla es el mejor regalo que podría recibir, aunque me alegro mucho más de que también se la den a él. A estas alturas de la vida ya hemos hecho todo lo que podíamos hacer en nuestra profesión… Es muy bonito que nos premien por pareja. Es una idea maravillosa recibir un galardón tan importante junto al gran amor de mi vida".
-¿Cuándo se jubiló?
-Cuando cumplí 75. Por fin pude disfrutar de las cosas pequeñas que te alegran la existencia. Soy una jubilada feliz. Antes, iba de un lado para otro y no sabía lo que era el tiempo libre, necesitaba cambiar radicalmente de vida.
-¿No echa nada de menos?
-No, salí del escaparate mediático en busca de una vida mejor y no me arrepiento lo más mínimo. Llegué a la conclusión de que había pisado el último escalón, de que no me quedaba nada nuevo por hacer. Me sentía muy cansada, con demasiado estrés, y lo que iba a ser un año sabático acabó convirtiéndose en una retirada definitiva. Me encontraba tan a gusto que era mejor seguir así para siempre. Te voy a confesar algo: si echara algo de menos de esta profesión habría vuelto. Y no lo he hecho. Al revés, he recuperado mi espacio de libertad. Tengo tiempo para mi marido, para leer y estudiar música, y nuestra casa se ha convertido en toda una filmoteca, porque nos encanta ver películas juntos. Solamente he conocido lo que es un hogar cuando me fui del mundo artístico. Eso sí, mi unión con Javier nunca ha sabido lo que es la rutina, cada día es distinto al anterior.
-Con él lleva toda la vida…
-Casi cincuenta años maravillosos y plenos de un gran amor. Así, hasta las cosas más simples te hacen ser feliz.
-Su marido anda un poco delicado de salud.
-Cumplió en junio los 84, son muchos los achaques y me duele que no pueda acompañarme a recoger nuestras medallas. Pero con este frío tan intenso que hace en Madrid no está para salir de casa.
-¿Cuál es el mejor recuerdo de una carrera tan extensa?
-Haberle conocido.
-¿Dónde se conocieron?
-Nos contrató la misma productora. No fue un flechazo, pero pasamos de la admiración mutua al amor y la pasión. Esa admiración no se ha difuminado jamás.
-¿Qué destacaría de él?
-Su cerebro, su mente tan privilegiada. Es un hombre extraordinario.
-Se ha dicho que muchos hombres perdían los sentidos por usted…
-Alguno que otro, pero permanecen en lo más íntimo de mi corazón.
-¿Mantiene relación con antiguos compañeros?
- Ya no, por una cuestión muy triste: mis mejores amigos se fueron muriendo con el paso del tiempo. Somos muy pocos los supervivientes… No necesito homenajes individuales ni exhibiciones, lo único que me hace falta ahora es el amor de mi marido y la tranquilidad. Y tengo ambas cosas.
-¿Pesa mucho la vejez?
- No me dan miedo ni la vejez ni las arrugas.
-Nunca quiso ser madre…
-Es cierto. La llamada de la maternidad no llegó a mi vida, y no me arrepiento de ello.
-¿Qué trabajo recuerda con mayor cariño?
-Todos, no quiero elegir alguno en especial.
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