La dramática realidad de la viuda de Chicho Gordillo

La muerte de su marido, Chicho Gordillo, el pasado 24 de octubre, ha sumido a Rosa de Alba en un vacío que aun no puede superar. Sola, sin familia, con la única ayuda de dos amigas, Elvira y su hija, la bailaora Ester Ponce, ve pasar los días sin salir de su pequeño piso y sin ilusiones futuras.

La que fuera actriz y relaciones públicas confiesa a nuestra web que “es imposible asimilar que no veré jamás a Chicho, han pasado casi tres meses de su muerte y la vida dejó de tener sentido para mí. Mi ahijada Ester es quien me da un poco de vida, tiene una escuela de baile aquí, en Valencia, y ha sido pareja artística de Joaquín Cortés y Diego El Cigala, y Alfredo Kraus se la llevó como primera bailarina a uno de sus espectáculos. Si no fuera por su cariño, y el de su madre, estaría muerta en vida. Hoy por hoy, veo imposible abrirme al mundo, me encierro en mi pisito y la nostalgia y el recuerdo de Chicho me superan…”

Le digo que ese pasado que tanto añora, desgraciadamente, no puede volver y que intente mirar el futuro con una actitud renovada: “querría hacerte caso, intentar ser más optimista, pero no tengo fuerzas para centrarme en una nueva vida. Me cuesta hablar, estoy muy mal. El destino es muy cruel conmigo”.

Una persona le está gestionando el pago de la pensión de viudedad, porque ahora apenas tiene recursos económicos. Las cosas van con lentitud y ese dinero se hace esperar.

Cuando hablamos con ella, Elvira y Ester le han invitado a comer y le han regalado una bata para andar por casa.

Como recordarán nuestros lectores, La Razón fue quien publicó en primicia la noticia de la muerte de Gordillo, un hombre que gozaba del cariño y la admiración de todo el mundo. Hasta el mismo Frank Sinatra le felicitó personalmente en una actuación en México y le dijo que era el cantante que mejor le había imitado. Chicho alcanzó un gran popularidad como humorista tras aparecer en el mítico concurso televisivo “Un, dos, tres…”