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María Jiménez: “Este país se ha vuelto católico de tanto rezar por mí”

La artista prepara nuevo disco y un libro autobiográfico, continuación del «Calla, canalla», ambos parados por el aislamiento

Maria Jimenez
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En estos días de confinamiento, María Jiménez está preparando su segundo libro autobiográfico, continuación de aquel «Calla, canalla». A estas alturas, no vamos a descubrirla, además, con el aislamiento ella está en su casa y yo en la mía, pero es tan real que parece que estuviéramos frente a frente, en pijama y con una copita de vino dulce pasando el trago porque en medio de la entrevista me dice: «Espera, que me voy a poner con la pierna para arriba y la cintura para un lado», y así, tan a gusto en su sofá, la visualizo con sus labios rojos, sus pendientes de coral y, sin más, me pregunta que si quiero que cante y se arranca con una de Vicente Fernández, porque de él serán algunos temas de su nuevo álbum. Ese que se ha quedado a medio grabar por este receso que nos tiene confinados.

En el Teatro Real

María Jiménez mantiene la esperanza de actuar el 15 de julio en el Teatro Real de Madrid, rodeada de amigos como Remedios Amaya o Miguel Poveda, dentro del Universal Music Festival. «Este virus quiere aguantar más que las deudas, pero si no podemos actuar entonces, lo organizaremos para septiembre o para octubre», puntualiza.

–¿Cómo se encuentra?

–Divinamente. Salgo poco, como mucho, para hacer la compra. A mí todo esto me ha hecho daño, como a todo el mundo, porque estaba grabando un disco maravilloso y de golpe nos hemos encerrado en casa. Acepto estupendamente el aislamiento porque hay que ser disciplinados y porque yo no tengo problemas, tengo soluciones.

–¿Y quién le trae todo lo que necesita?

–Yo no tengo coche porque se lo he regalado al jardinero, que le hacía falta. Es un todo terreno al que no podía casi subirme con la pierna como la tengo. Me cuesta mucho pedir favores a la gente, pero los vecinos de mi urbanización me llaman desde los supermercados y me preguntan qué me hace falta y yo les digo: «Tráeme unas papas, unos huevos, unos pimientos, cebollas, ajo, fruta y algo de verdura, y me dicen mándame un whatsapp y yo les digo que lo memoricen porque yo no mando whatasapp.

–¿Sale a aplaudir a las ocho?

–No tengo balcones. Vivo en un chalé de 600 metros rodeado de una parcela de 4.500 metros cuadrados y no me puedo ni asomar a la calle porque la Policía me mete para dentro. A mí me parece correcto, pero lo que hacen falta son mascarillas, batas y respiradores. Salgamos a los balcones a decirle al Gobierno que los compre.

–¿Qué hace estos días?

–Me levanto tarde, porque me despierto muchas veces y me pongo a estudiar y a repasar las canciones del disco, todo de memoria porque me dejé los papeles en el estudio de grabación. En eso estoy la mayor parte de la noche y del día. Cuando me levanto, me pinto los labios y me pongo mis pendientes de corales, desayuno, me ducho y me pongo mi pijama porque como no voy a recibir a nadie... Cuando llega la hora del aperitivo, me preparo mi vino dulce, almuerzo, y también me echo una cabezadita. Pero lo que estoy haciendo muchísimo es hablar por teléfono. Me estoy dando cuenta de la cantidad de amigos maravillosos que tengo y de cuánto me quieren. Muchos me dicen: «María, qué susto me has dado, lo que he rezado por ti». Este país se ha vuelto católico de tanto rezar por mí.

–Es que usted nos ha dado numerosos y muy buenos momentos.

–Yo no sé quién soy ni lo que represento. No soy consciente de quién es María Jiménez. Soy sentimiento nada más. Mi mente no para de trabajar y cuando me despierto de madrugada porque se me apaga la televisión, lo que hago es empezar a trabajar en un libro nuevo. Ni lo escribo ni lo grabo, porque no tengo grabadora. Así que tengo que hacer mucha memoria para acordarme de todo. Voy a comprarme una por internet. Yo creo que aún hay muchas cosas que contar de mi vida, pero no sé si seré capaz de sacarlo todo porque luego me da mucha vergüenza. Primero, lo voy a grabar y cuando lo escuche en frío, decidiré si lo escribo o no.

–¿Cómo iba su nuevo disco?

–Solamente teníamos cinco temas grabados, pero cuando dijeron que nos teníamos que encerrar en casa, lo paramos. Y aquí estoy, dándole vueltas a la cabeza, pensando en el vestuario, en el libro, en las canciones, y así me va saliendo un poco todo. Pero en casa no canto ni en la ducha.

–¿Entre tanta noticia triste, qué le produce felicidad?

–Cantar e interpretar. Ahora me dicen mucho que soy la Chavela Vargas española, pero una cosa te voy a decir, yo soy más guapa que ella y no me encuentro parecido. Pero, vamos. que cuando ella estuvo en España y cantó con Lucrecia y Caco Senante me dijeron: «La que tenías que haber cantado eras tú ,que fuiste la que descubrió a Chavela y a Vicente Fernández en España».

–María, si fuera presidenta del Gobierno ¿qué haría?

–Quitar mucha mierda de en medio, pero, sobre todo, comprar mascarillas, batas y respiraderos para los hospitales. Y una cosa más: dejar de mentir, que ya no me creo nada de ningún político.