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El mensaje tatuado con el que Alexia Rivas se salva del precipicio
Una fábula, un tatuaje y un mensaje para la desesperación: “Esto también pasará”

La desesperación parece haberse adueñado de Alexia Rivas pero la redactora de Socialité no ha dudado en buscar ayuda para salir de la difícil situación anímica en la que asegura encontrarse. Tras pedir la baja médica a La Fabrica de la Tele, productora del programa de María Patiño, permanece recluida en casa de Alfonso Merlos, con la única compañía del periodista y su mascota.
Desde que estallara el “Merlos Place” y se descubriera la identidad de la chica semidesnuda con la que Merlos habría sido infiel a Marta López, su vida ha dado un giro de 180 grados:de ser la reportera que seguía, micro en mano, a los famosos a ser la protagonista de la noticia. Una situación que no está resultando nada fácil.
Alexia que, a pesar del deseo de su familia, ha decidido permanecer en Madrid y no trasladarse a su Ponferrada natal, pasa los días confinada y sin apenas actividad en redes sociales, dónde ha triplicado sus followers en apenas dos semanas.
Las cámaras de la cadena para la que trabaja, Telecinco, continúan en la puerta del chalet de Boadilla del Monte dónde se originó el escándalo. En el jardín de la casa del periodista político, pasa los días esperando a que arrecie la tormenta y buscando una salida a la complicada situación profesional y personal que atraviesa.
La bella reportera, tan sólo ha sido vista cuando ha salido para comprar en la farmacia y para pasear a su perro, su gran compañero en estos momentos tan complicados. Quizás, por ese motivo, su primera publicación en redes tras el escándalo, la ha dedicado a su fiel compañero, al que agradece el cariño y la compañía que le ofrece en estos días.
Posando con Iro, así se llama este cruce de Teckel, ha contado su triste historia: “A Iro se lo encontraron acurrucado en la esquina de un paso de cebra un día de lluvia y frío (...) Ahora, es un perro feliz. Es cariñoso, está constantemente pegado a sus dueños, su pasión es mover las alfombras de la casa, prefiere los bordes de las pizzas que su comida y es un poco cotilla. De hecho creemos que lleva micrófonos incorporados en su collar para después revelar secretos de Estado”, ha escrito Alexia.”
Agradecida y feliz de sentir su amor perruno, Alexia le ha dedicado unas bonitas palabras: “Yo no estoy ayudando a Iro, él me está ayudando a mí. A sonreír, a creer que la vida es bonita, a levantarme”.
En sus stories da las pistas del mensaje que le está ayudando a superar su desesperación.
Pero Alexia también ha querido compartir con su creciente legión de seguidores varios mensajes a través de stories. El primero, que podría tener como destinatario a Alfonso Merlos: “Enamórate de alguien que es tu lugar seguro y tu mayor aventura”.
Pero ha sido cuando ha descubierto en otra storie su tatuaje favorito, cuando hemos tomado consciencia de la desesperación de Alexia y cómo se enfrenta a una situación “sin salida”. La reportera ha sugerido a sus fans que lean la “Fábula del anillo y el Rey”, una leyenda popular, que esconde un mensaje fundamental para afrontar situaciones que parecen imposibles de remontar como la que ella está viviendo.
“Esto también pasará”, las sabias palabras que se han convertido en la tabla de salvación de Alexia, protagonizan esta fábula popular
Cuenta la leyenda, que un rey pidió a los sabios de su corte un anillo especial: Quiero que fabriquéis un anillo precioso y para ocultar en él un mensaje que pueda ayudarme en momentos de desesperación. Ese mensaje ha de ser muy breve para poder inscribirlo.
Aquellos eruditos habían escrito grandes tratados, pero no sabían cómo darle un mensaje de dos o tres palabras que pudiera ayudar al rey en esos momentos en los que consideraba que esa ayuda podría marcar la diferencia.
El monarca tenía un anciano sirviente, que le dijo: “No soy un sabio, ni un erudito, pero conozco el mensaje que buscas, porque lo compartió conmigo un sabio hace tiempo”.
El anciano escribió tres palabras en un pequeño papel, lo dobló y se lo entregó al rey con la advertencia: “No lo leas, mantenlo escondido en el anillo. Ábrelo solo cuando sientas que todo ha fracasado y no encuentres salida a tu situación”.
El momento llegó cuando el país fue invadido y el rey tuvo que huir a caballo para salvar la vida mientras sus enemigos le perseguían. Llegó a un lugar donde el camino se acababa al borde de un precipicio. Y entonces se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y allí encontró el siguiente mensaje: “Esto también pasará”.
Mientras leía aquella frase, los enemigos que le perseguían se perdieron en el bosque al errar el camino, y pronto dejó de oír el trote de los caballos. Tras aquel sobresalto, el rey logró reunir a su ejército y reconquistar el reino.
En la capital hubo una gran celebración que se prolongó durante varios días. El monarca quiso compartir la alegría con el anciano, a quien agradeció aquella providencial perla de sabiduría. Le contó cómo aquellas palabras le habían ayudado a no descubrir su posición o a no tirarse por aquel precipicio cuando todo parecía perdido. El momento llegó cuando el país fue invadido y el rey tuvo que huir a caballo para salvar la vida mientras sus enemigos le perseguían. Llegó a un lugar donde el camino se acababa al borde de un precipicio. Y entonces se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y allí encontró el siguiente mensaje: “Esto también pasará”.
Mientras leía aquella frase, los enemigos que le perseguían se perdieron en el bosque al errar el camino, y pronto dejó de oír el trote de los caballos. Tras aquel sobresalto, el rey logró reunir a su ejército y reconquistar el reino.
En la capital hubo una gran celebración que se prolongó durante varios días. El monarca quiso compartir la alegría con el anciano, a quien agradeció aquella providencial perla de sabiduría. Le contó cómo aquellas palabras le habían ayudado a no descubrir su posición o a no tirarse por aquel precipicio cuando todo parecía perdido.
El anciano, mientras sonreía porque entendía la alegría del rey, le pidió: “Ahora vuelve a mirar el mensaje”. Al ver la cara de sorpresa del rey, que le costó ver la idoneidad de aquel momento para aquel mensaje, explicó: “No es solo para situaciones desesperadas, sino también para las placenteras.No es solo para cuando estás derrotado, también sirve cuando te sientes victorioso. No es solo para cuando eres el último, también para cuando eres el primero”.
El rey abrió el anillo y leyó el mensaje: “Esto también pasará”. Entonces, y solo entonces, comprendió la profundidad de aquellas palabras.
“Recuerda que todo lo circunstancial pasa, ya sea porque se queda atrás o porque te habitúas –le recordó el viejo sirviente–. Solo quedas tú, que permaneces por siempre”.
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