María Patiño “mata” a Salvador Salvatierra, el albacea de Paquirri, y... lo resucitamos

Ayer, María Patiño aseguraba en Sálvame Diario que Salvador Salvatierra, albacea de Paquirri y socio del torero en algunas inversiones en América, estaba muerto y su mujer, Marisol, internada en una residencia de Venezuela debido a una enfermedad degenerativa.

La información desvelada por la colaboradora provocaba que algunos amigos del conocido empresario venezolano, cuyo nombre ha cobrado protagonismo tras desvelarse su papel como albacea de Paquirri, se pusieran en contacto con los Salvatierra para confirmar su veracidad.

Así hemos podido saber que Salvador Salvatierra Quintero y su mujer Marisol se encuentran pese a su avanzada edad en perfecto estado de salud. Fue la propia Marisol quién atendió a los que se interesaron por su marido, atendiendo las llamadas que se producían en su domicilio de Miami, dónde el matrimonio vive la mayor parte del año.

Marisol, confirmó a sus amigos y conocidos, que ambos se encuentran perfectamente y se mostró muy sorprendida por la noticia que les llegaba desde España. Según comentó a sus allegados, su marido no había fallecido aunque no se encontraba en Miami, sino de viaje.

La familia Salvatierra es una de las más conocidas de Venezuela por su importancia en el sector de la banca y los negocios. El padre del amigo y albacea de Francisco Rivera “Paquirri”, Salvador Salvatierra Salas, fue el fundador del Banco Unión y presidente del Consejo Bancario Nacional de Venezuela. Casado en dos ocasiones, tuvo diez hijos y falleció en 1974. Salvador Salvatierra hijo, a quién Paquirri confió su fortuna en América y que firmó como testigo sus últimas voluntades el mismo día que contrajo matrimonio con Isabel Pantoja, es el tercero de sus hijos.

La relación de Salvador Salvatierra y su esposa Marisol con Isabel Pantoja se remonta a 1982 cuando, tras una fuerte cogida del diestro en tierras americanas, junto a Paquirri pasaron la convalecencia en una de las impresionantes villas del empresario venezolano. Desde allí, la pareja anunció su boda para abril de 1983 y fue el escenario de su luna de miel por adelantado.

El empresario fue uno de los invitados al multitudinario enlace de la tonadillera y el torero en Sevilla. A pesar de la distancia, el matrimonio mantuvo un contacto estrecho con la distinguida familia venezolana que continuó cultivando con Isabel tras el fallecimiento de Paquirri. Algo que no es de extrañar dada la relación personal y económica que existía entre Salvatierra y Francisco Rivera.

Salvador Salvatierra desempeñó un importante papel tras la muerte del torero. Era él quién tenía la llave de la fortuna del torero en América ya que era en el Banco Unión, propiedad de su familia, en sus sedes de Caracas y Panamá, dónde había depositado el torero cerca de un millón de dólares, el dinero de su corridas en América.

Por ese motivo, Isabel Pantoja, no dudó en 1986, catorce meses después de quedarse viuda, en hacer un viaje express, de cuatro días de duración a Caracas para reencontrase con el empresario venezolano. Tal y como les contamos en exclusiva en La Razón, Pantoja y otro de los íntimos amigos de Paquirri, el abogado Ramón Calderón, defensor judicial de Kiko Rivera en lo relativo a la herencia de su padre, estuvieron en Venezuela para investigar el patrimonio del torero en el país caribeño. Allí, además de dinero en cuentas corrientes, había constituido el torero algunas sociedades e invertido en otros negocios, siempre bajo el asesoramiento de Salvatierra.

Por lo que sabemos, durante estos años Isabel no ha perdido el contacto con el matrimonio venezolano, aunque los contactos son muy esporádicos debido a la distancia. Los Salvatierra residen desde hace 18 años en Miami (Florida) y de vez en cuando vienen a España, dónde viven algunos de sus familiares.

Según nos ha confirmado una persona próxima al círculo de los Salvatierra, la última vez que Isabel viajó a Miami, antes de ser imputada en la pieza separada de la Operación Malaya, visitó al que fuera la persona de máxima confianza de su esposo. Desde entonces, la retirada del pasaporte y después los impedimentos que el gobierno de Estados Unidos impone a quienes tienen antecedentes penales, ha imposibilitado nuevos encuentros en tierras americanas.