Crónica

Junqueras se sentará a la mesa de diálogo para bendecirla

El presidente de ERC, Oriol Junqueras
El presidente de ERC, Oriol JunquerasAlejandro GarcíaEFE

La portavoz de ERC, Marta Vilalta, dice: «Nos gustaría muchísimo que Oriol Junqueras pudiese estar en la mesa de diálogo». Claro, ella sabe que Oriol puede bendecir la mesa como nadie, o sea, «bendice, Señor, estos alimentos que por tu generosidad y la de Pedro vamos a tomar». Y también sabe Marta que su líder prepara las monchetas con butifarra mejor que Ferran Adrià, la escalivada mejor que Jordi Cruz y los caracoles «a la llauna» como ya quisiera cocinarlos Carme Ruscalleda. Pero, por tratarse de la mesa que se trata, en esta ocasión Oriol procurará servir los caracoles sin cuernos. Pere Aragonès ya ha anunciado que la mesa de negociación debe ponerse en marcha antes del verano para evitar que alguien caiga en la tentación de pedir gazpacho, y eso sí que no. También hay que cuidar los indultos reversibles, que no se quemen al sol. Imaginen que a Oriol se le calientan las meninges, se le escapa un «lo volveremos a hacer» y la autoridad lo levanta de la mesa para trasladarlo a Lledoners. Penoso, y más con los caracoles en el horno.

Mientras, Iván Redondo afina la flauta travesera y el presi la voz para interpretar después del brindis con cava «El cordón de mi corpiño», de Antoñita Moreno, que dice así: «Tú quieres que yo te dé/ lo que no te debo dar/ el cordón de mi corpiño, mi niño/ que no lo puedo cortar». Para añadir después de la segunda copa: «Si tú quieres el cordón/ tijeras te traigo aquí/ pa’ que cortes el corpiño, mi niño/ que no lo puedo cortar». O sea, la táctica del «que corten ellos». Si las cosas no fueran bien, Oriol le respondería por Rocío Jurado: «Callejuela sin salida/ donde yo vivo encerrá/ con mi pena, mi alegría/ mi mentira y mi verdad». También por la Piquer: «Miedo, tengo miedo / miedo de quererte/ tiemblo de verme contigo/ y tiemblo si no te veo…». En tal caso, dicen que Pedro ya ha ensayado aquella célebre de Marifé de Triana: «Bien pagá, tú eres la bien pagá/ porque tus besos compré/ y que a mí me supiste dar/ por un puñao de parné./ Bien pagá, bien pagá, bien pagá fuiste mujer». Oriol ya tiene preparado el rosario de la aurora.