Casas reales
Balduino paró el divorcio de Alberto II
Revelaciones de su ex amante en televisión
La monárquica no ha sido la peor de sus crisis. O quizá sí, ya que las otras dos, al menos por el momento, consiguieron superarlas. Alberto II y Paola estuvieron a punto de divorciarse en dos ocasiones, en los años 1969 y 1976, o así lo ha asegurado la antigua amante del que ha sido rey de Bélgica hasta el pasado mes de julio, la baronesa Sybille de Selys-Longchamps. El diario belga «Le Soir» recogió en su edición de ayer un adelanto de las declaraciones que la baronesa realiza en el documental «Nuestra hija se llama Délphine», cuyo primer capítulo fue emitido anoche en la cadena Vier. El título del controvertido programa hace referencia a la hija de Sybille, que supuestamente tuvo en el año1968 con el antiguo rey de los belgas. De hecho, la noticia de que Délphine Boël iba a llevar a Alberto II ante la justicia para demostrar que era su padre saltó a finales de junio, creando máxima alerta en la casa real flamenca, si bien ayer la agencia de noticias del país destacaba que la retiraba para presentar, el próximo lunes, una nueva demanda en su contra que tenga «más opciones de éxito».
Sybille comenzó una relación amorosa con el príncipe de Lieja en 1967, cuando ambos estaban casados, y un año después nació Délphine, cuya existencia se hizo pública en 1999 a raíz de la publicación de una biografía no autorizada de Paola, de quien la baronesa dice en el citado documental que es una «italiana arrogante». Y no se queda ahí. Sybille asegura que su «affaire» con Alberto II provocó planes de divorcio entre los reyes, razón por la que el hermano del monarca, Balduino, asumió con rapidez la educación del primogénito, Felipe de Bélgica, pues de llevarse a cabo la ruptura Alberto debería renunciar a su derecho al trono. La primera crisis grave tomó forma en 1969. Alberto le comunicó enseguida sus problemas sentimentales a su hermano Balduino, un católico acérrimo que le pidió encarecidamente que no siguiera adelante con el divorcio. Felipe de Bélgica sólo tenía entonces 9 años.
Según «Le Soir», el asunto se convirtió en una cuestión de Estado, y las negociaciones sobre el divorcio implicaron a altas instancias, empezando por el primer ministro belga, Gaston Eyskens. Pero la ruptura se aplazó por la petición de Balduino y porque, al menos todavía, la situación entre el matrimonio no era insostenible y, después de todo, Alberto II quería ser rey. En 1976, los planes de divorcio resurgieron: Felipe ya contaba con 15 años y Alberto II y la reina Paola hacían vidas separadas desde hacía años, en una crisis que comenzó a filtrarse a la Prensa y que debilitaba la imagen de la institución monárquica. El diario belga afirma que en esta ocasión el proyecto fue en serio e incluso se preparó el anuncio público de divorcio. Los asesores de la casa real trabajaban para controlar al máximo las consecuencias jurídico-políticas del anuncio, pero, en el último momento, Sybille se negó a aceptar las condiciones que, según confesó ella misma, la dejaban como «la mala». Y Alberto II continuó con Paola, junto a quien reinó durante 20 años.
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