Obituario

Morir joven y alegre: Federico de Nassau

El príncipe falleció a los 24 años y tuvo la fortaleza de despedirse, uno por uno, de sus seres queridos

Federico de Nassau
Federico de NassauPolG FoundationPolG Foundation

Parece que morir joven es algo antinatural. Si además ese joven es un príncipe que, en condiciones normales, hubiera disfrutado de la vida aún por muchos años, rodeado de casas y cosas agradables, produce un shock muy especial. En efecto, pensamos que los príncipes están siempre rodeados de lujos y vida fácil cuando no es así. Es cierto que, una buena posición facilita unos perfectos cuidados. Pero más cierto es que los buenos cuidados son mejores cuando están bañados por el amor. Ese amor es el que gozó en su corta vida de 24 años el príncipe Federico de Nassau, que acaba de morir en París el pasado 28 de febrero de 2025.

Era hijo del príncipe Roberto de Nassau y de Julie Elizabeth Houston Ongaro, creada princesa de Nassau en 2004. Roberto era hijo a su vez del príncipe Carlos de Nassau, hermano del gran duque Juan de Luxemburgo, y de la neoyorquina Joan Douglas Dillon.

El príncipe Federico, a pesar de su rara enfermedad, la llamada mutación PolG, patología genética mitocondrial causada por alteraciones en el gen así llamado, afectando a múltiples órganos como el cerebro, los nervios, los músculos, el hígado y hasta la visión, era un chico alegre que jamás perdió la sonrisa. Falleció rodeado de los suyos y tuvo la fortaleza, en su débil estado, de despedirse uno por uno de sus seres más queridos, con increíble coraje e incluso haciendo bromas con un impresionante buen humor, lo que demuestra que no es la fuerza física y ni siquiera la buena salud la que permite demostrar la virtud, sino algo más interior que está, como decía, sostenido e impulsado por el amor. Conmueve saber que las últimas palabras de Federico a su padre, a pesar de lo que ya en ese momento le costaba hablar, fueron preguntarle si estaba orgulloso de él. Podemos imaginar la emoción de ese momento y todo lo que entonces sin duda se removió en el interior de ambos. Por supuesto, el príncipe Roberto le repitió lo que tantas otras veces le había dicho acerca del orgullo que sentía por un hijo así y en lo bella que había transformado la vida de todos durante su corta existencia. Un superhéroe para su familia, una inspiración repleta de positividad para todos los de su alrededor, un ejemplo de determinación, de sentido del humor a la vez que de la justicia, de inteligencia emocional y compasiva.

El gran duque heredero Guillermo de Luxemburgo, junto a sus padres, María Teresa y Enrique
El gran duque heredero Guillermo de Luxemburgo, junto a sus padres, María Teresa y EnriqueGtres

Los primeros signos de su terrible enfermedad aparecieron en su más tierna infancia. Al principio sólo notaron que tendía a dormir más de lo normal, mientras los demás correteaban, pero pronto comprobaron su falta de coordinación y de fuerza. Como es natural, el príncipe Roberto y su esposa empezaron un angustioso peregrinar por las consultas de médicos especialistas. Justamente el suegro de Roberto, abuelo del pequeño, era profesor de cirugía en el Massachussetts General Hospital de Boston lo que facilitó la rápida consecución de opiniones expertas. Poner nombre a una enfermedad rara no es tarea fácil. Los signos y síntomas de muchas de ellas son similares. En el caso de Federico sólo en 2016 lograron filiar la enfermedad. El niño tuvo que sufrir a partir de entonces diversas intervenciones quirúrgicas.

Los padres del joven príncipe emitieron un conmovedor comunicado. En él recordaban, en primer lugar, que su hijo fue el fundador y director creativo de la POLG Foundation y que había muerto, precisamente, en el Día de las Enfermedades Raras. Federico se despidió uno por uno de su hermano Alejandro, de su hermana Carlota -ambos consideraban a Federico la persona más fuerte que conocían- de su padre, de sus primos Charly, Louis y Donall, de su cuñado Mansour Shakarchi, casados en Gstaad en enero pasado, de su tía Carlota y del marido de ésta Marc-Victor Cunningham. Como decía el comunicado, "ya le había dicho todo lo que estaba en su corazón a su extraordinaria madre". Luego los reunió a todos y les hizo una broma familiar que, en momentos tan graves, logró arrancarles una sonrisa. Federico sabía ver la belleza en todo. Cuando hace poco, estando con neumonía, no podía tomar fotos por sí mismo, le pidió a su hermano Alejandro que fotografiara para él el atardecer. El de su propia vida estaba llegando, su sol se ponía, pero dejaba luz para toda su familia y amigos. Descanse en paz.

La realeza también muere joven

El vestido de Diana de Gales que será tendencia para ir a la oficina.
El vestido de Diana de Gales que será tendencia para ir a la oficina.@diana_de_gales

Aunque el nacimiento nos sitúa en posiciones diversas, la muerte nos iguala. Nacer príncipe facilita unas cosas y dificulta otras, pero la muerte nos sitúa ante la Verdad: somos finitos en esta tierra. Empezando a vivir murieron Friso de los Países Bajos, sepultado por un alud que lo tuvo en coma año y medio hasta morir; Kardam de Bulgaria, seis años en coma tras un accidente de automóvil, que le llevó finalmente a la tumba; Diana de Gales, muerta en París también en accidente de tráfico; Jorge de Rusia, hermano del último zar, fallecido repentinamente a los 28 años; o Astrid de Suecia, reina de los Belgas, muerta en 1935 a consecuencia de un accidente de coche.