Un cuerpo muy piropeado
Emmanuel Macron roba suspiros con sus abdominales en alta mar
El presidente francés se ha ido de vacaciones, entre críticas, pero presumiendo de cuerpazo. Ha disfrutado como un niño con sus amigos
París se ha convertido esta semana en el epicentro del mundo, al acoger los Juegos Olímpicos. El desfile de personalidades ha sido espectacular estos días. Además de los deportistas más prestigiosos de todo el planeta en todas las categorías posibles, también se han dejado ver por la capital gala a miembros de las distintas familias reales, políticos de primer nivel y un sinfín de famosos ansiosos por apoyar a su selección y disfrutar del ambiente deportivo. No obstante, también los hay que aprovechan estos ajetreados días para hacer las maletas y huir un poco del bullicio que rodea ahora la ciudad. Es el caso del propio Emmanuel Macron, que después de estar presente en la ceremonia inaugural y de ver la final de rugby el pasado sábado, ya se ha refugiado en sus vacaciones.
El presidente de la República Francesa ha instalado sus placeres estivales en la Costa de Var, concretamente en Fort Brégançon, donde los mandatarios galos emplazan tradicionalmente sus vacaciones. Por supuesto, no está solo, pues le acompaña su esposa, Brigitte Macron, pero también parece que se han sumado al plan un grupo de amigos, como así se destacan de las fotografías que ya han comenzado a copar los kioscos franceses, así como las redes sociales de todo el mundo. Y no tanto por mostrar cómo se lo pasa un presidente en sus días de asueto, sino especialmente por la privilegiada anatomía del dirigente, que ha despertado pasiones entre los lectores de la revista ‘Voici’. Una publicación que lleva al político a su primera plana tostando su piel al sol tumbado plácidamente en una hamaca, mostrando sus abdominales al mundo. “La flemme olympique”, titulan, lo que en español vendría a ser “la llama olímpica”. ¡Vaya piropo!
Emmanuel Macron ha convocado a sus amigos a pasar una divertida jornada a bordo de una embarcación. Atrás queda el protocolo y las regias maneras de los actos públicos y actividades institucionales. En esas fotografías que han copado el kiosco rosa francés se muestra al presidente de la República en actitud distendida, creyéndose alejado de las cámaras y la atención mediática. Así, se le puede ver bromeando con sus amigos, jugando a tirarse al agua como si de adolescentes se tratase y probando su fuerza con sus incondicionales. También hubo lugar para el descanso, para dejarse mimar por el privilegiado sol de la Costa de Var y dejarse seducir por las horas muertas, sin planes en la agenda. Algo que, sin embargo, no parece del gusto de la revista, que pone el foco a lo que sucede más allá de las instantáneas veraniegas al destacar que “en plena crisis política y durante los Juegos Olímpicos, el presidente se lo toma con calma en Brégançon”.
No obstante, Emmanuel Macron ya ha demostrado que sus vacaciones este año serán intermitentes. No podrá relajarse por completo para volver la próxima temporada con las pilas cargadas. En su lugar debe dosificar sus fuerzas, pues París se ha convertido en la capital deportiva del mundo con la celebración de los Juegos Olímpicos. Esto le obliga a hacer acto de presencia, como así hizo el viernes pasado en la inauguración, el sábado en apoyo a la selección gala de rugby y este mismo viernes en la competición de hípica y salto que no se ha querido perder. Además, otras citas institucionales más allá de los Juegos reclamarán su atención, por lo que unos días de asueto con amigos y su mujer en alta mar, despertando a su niño interior, no le vendrán nada mal. Tampoco a quienes ha robado suspiros con sus abdominales, que están cosechando piropos por doquier.
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