Casas reales
El bautizo secreto del hijo de Harry y Meghan
Los Duques de Sussex imponen su privacidad por encima de las tradiciones familiares y los medios británicos hablan: «Es vergonzoso y un error».
Los Duques de Sussex imponen su privacidad por encima de las tradiciones familiares y los medios británicos hablan: «Es vergonzoso y un error».
«Archie Harrison Mountbatten-Windson será bautizado en una ceremonia a puerta cerrada por el arzobispo de Canterbury en la capilla privada del castillo de Windsor». Así comenzaba el comunicado que el pasado miércoles envió a los medios Buckingham Palace confirmando que se celebraría hoy. Harry y Meghan Markle vuelven a imponer su criterio por encima de las tradiciones familiares. La privacidad que han mantenido rompe con las costumbres que hasta ahora habían establecido los bautizos del resto de nietos del príncipe Carlos. Y así, no se conocen los nombres de los padrinos, que van a mantener en privado «respetando sus deseos», como reza el anuncio oficial. Por contra, en los bautizos de George, Charlotte y Louis se hicieron públicos con días de antelación. Para el de Archie se barajaron los nombres de George Clooney y Serena Williams –aunque esta última declinó la invitación ayer por motivos de trabajo–, mucho más célebres que los tutores religiosos del resto de niños de CambrDige, motivo por el que, quizá, hallan permanecido en el anonimato. Aunque las anteriores ceremonias también fueron privadas, se permitió a la Prensa acceder a la entrada del recinto, desde donde pudieron obtener imágenes de los asistentes. Esta vez no será así. Los medios británicos reaccionaron ante el blindaje tratando de presionar a la familia a través de sus publicaciones. No obstante, no ha servido de nada. No habrá ni un fotógrafo autorizado para la entrada y salida de los invitados. Incluso PennyJunior, la biógrafa real, quiso pronunciarse en contra: «No estamos pidiendo que Archie se convierta en propiedad pública, sino que se nos permita compartir su felicidad. [...] Creo que es terriblemente vergonzoso y un error». Para aplacar los ánimos, Harry y Meghan prometido que después de la ceremonia trascenderá una selección de retratos: «Los duques de Sussex están deseando compartir las imágenes realizadas por Chris Allerton», según la nota de Buckingham. Allerton ya fotografió a la pareja en su boda, así como en la recepción posterior al nacimiento de Archie.
Para la segunda aparición del pequeño, Harry y Meghan querían «intimidad y paz en un enclave que tuviera una conexión especial con sus majestades», según contaron a la revista «People» amigos cercanos a la familia. La capilla, de hecho, está a poca distancia de su vivienda, Frogmore Cottage, recién reformada. Se trata del mismo lugar donde se unieron en matrimonio en 2018 y, en el que en 1984, Diana y Carlos bautizaron a Harry. Allí acudirán unas 25 personas entre íntimos y familiares cercanos. Según la versión británica de «¡Hola!», están confirmados la madre de Meghan Markle, Doria Ragland, los duques de Cambridge, el príncipe Carlos y la duquesa Camilla Parker-Bowles. Se sabe que Isabel II no acompañará a su bisnieto en este evento por tener otros compromisos oficiales.
Té con tarta
Poco se sabe de la posterior recepción, aunque si en este sentido continúan la tradición establecida por los tres bautizos anteriores, es posible que se celebre un té con tarta para los invitados. Con certeza, el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, se encargará del oficio. Se trata de un amigo cercano a Isabel II y que bautizó a Meghan en 2018, antes de su boda con Harry. En aquella ocasión, el agua bendita que cayó sobre su cabeza fue traída del río Jordán, y lo mismo sucederá hoy. Para ello se usará la llamada Lily Font, una pila de plata presente en todos los bautizos reales excepto en el de la princesa Eugenie en 1841.
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