Crónica
Leticia Sabater y los penes multicolores
Como no soy puritano ni tengo alma censora, no me cuesta trabajo imaginar penes multicolores, aunque en este caso el magín se me llena de dudas razonables. La inagotable Leticia Sabater acaba de anunciar al mundo que ahora anda liada con un chico que tiene el pene multicolor. Fastuoso. Los periodistas deportivos de antaño llamaban serpiente multicolor al pelotón de la Vuelta a España. ¿Hablamos de un pene en bicicleta? No creo que sea un pene independentista catalán, porque en ese caso llevaría un lazo amarillo y sería más bien un paquete-regalo de la Generalitat a los medios afines. ¿Un pene abertzale con la ikurriña? Entonces sería un «pene-en-uve». No puede ser un pene madrileño porque tendría que llevar siete estrellas, lo que le convertiría en una verga galáctica, y ahí ya entraríamos en el porno puro. ¿Estamos ante un pene como el traje de los payasos de Micolor? ¿Se trata del nuevo pene patriótico, símbolo de la España multinivel de Pedro Sánchez? ¿Un pene así sería el santo y seña de la masculinidad que ansía Ada Colau? Quizá se trate, imagino, de un miembro no viril y no binario del LGTBI+ enarbolando la bandera arco iris. Pero lo más importante: ¿nos encontramos ante un pene que encajará legalmente en la Ley de Libertad Sexual de Irene Montero o estará prohibido por exhibicionismo heteropatriarcal colorista y provocador? En Tokio sacan en procesión penes XL para que sus dioses les concedan fertilidad, pero son monocolores. Leticia debería pedir a su chico que se lavara el pito, por si la uretritis o por si destiñe.
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