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La larga noche en urgencias de Jesús Mariñas

El periodista, que tiene cáncer de vejiga, está ingresado con pronóstico reservado tras padecer un altercado con la ambulancia que llevarlo a su hospital

Jesús Mariñas, en "Tómbola"
Jesús Mariñas, en "Tómbola"Telecincofreemarker.core.DefaultToExpression$EmptyStringAndSequenceAndHash@7594fd9f

Jesús Mariñas se encuentra ingresado en el hospital Ramón y Cajal. No es la primera vez en los últimos años que el periodista visita el hospital. A los «clásicos» problemas relacionados con la edad (Mariñas cumplirá 80 en octubre), se une el cáncer de vejiga que padece desde hace ya tiempo y por el que toma una fuerte medicación que a veces hace mella en su cuerpo y en su estado de ánimo, siempre más alto cuanta más personas tenga alrededor. A Mariñas le espabila de alguna manera el jolgorio que le ha acompañado en su vida. Encuentra piropos para las doctoras, «qué bien maquillada va usted», y para los doctores, «lleva una corbata preciosa», que no pueden más que reírse de sus ocurrencias y de los cotilleos que el propio personal médico le solicita «para ponernos al día».

Su marido, Elio, ha tenido que llamar en muchas ocasiones al teléfono de emergencias cuando lo encuentra especialmente bajo de tono. Eso mismo hizo el pasado jueves. El reloj no había llegado todavía a las diez de la noche. Jesús empieza a sentirse mal, no quiere comer y no puede hablar. Elio llama inmediatamente. A las diez y cuarto, se encuentra con la primera sorpresa. Los encargados de la ambulancia se niegan a llevarle al Ramón y Cajal porque, según dicen, no le autorizan a llevarle a otro hospital que no sea el que corresponde al barrio donde reside. No atienden a sus explicaciones de porqué desea que lo lleven al Ramón y Cajal, y es que es allí donde recibe el tratamiento oncológico y, en caso de ingreso, se sentiría más seguro con el equipo médico que lo trata. Después de unos minutos de discusión, y viendo que los conductores no solo no daban su brazo a torcer sino que subrayaban que no tenían permiso de la central, Mariñas baja de la ambulancia y Elio decide tomar un taxi que los lleve al fin al Ramón y Cajal. En ese momento, el conocido periodista se encontraba mareado y el ajetreo, además del tiempo perdido, le afectó. El taxista tampoco entiende nada. Una vez en el hospital y tras las revisiones de rigor, el doctor que le atiende decide que quede ingresado, al menos hasta el próximo lunes porque podrían repetirse los síntomas que al parecer le estaba causando, como efecto secundario, uno de los tipos de pastillas.

Jesús Mariñas
Jesús MariñasUATGTRES

«Jesús aguanta lo que le echen»

A la hora de cerrar estas líneas, Jesús Mariñas se encuentra dormido y el pronóstico es reservado. Elio, con su habitual optimismo, me asegura que Jesús aguanta lo que le echen y está confiado en que salga, como tantas y tantas veces en la que no ha trascendido sus idas y venidas al hospital para observaciones o la recepción de algún tipo de tratamiento.

Aunque a Mariñas no le gusta hablar de sus enfermedades, y el cáncer no es el único punto de vigilancia para los especialistas que le atienden, reconoció a la revista «Diez minutos» el pasado octubre que padecía cáncer de vejiga, el sexto más común en España, y el cuarto entre los hombres. «A mí decir que tengo cáncer es como decir que me voy a morir mañana, soy de otra época y de otra mentalidad, me asusta la palabra cáncer. Creo que eso le ocurre, sobre todo, a la gente de mi generación», explicaba el periodista en la publicación. «Lo llevo con serenidad, estoy seguro de que voy a salir de esta», recalcaba en la revista donde también tuvo palabras de agradecimiento hacia su pareja, Elio Valderrama. «En estos momentos, Elio lo es todo, es fundamental en mi vida, yo soy muy impulsivo y gracias a Elio he aprendido a contenerme”.

Desde que publicó el libro «Jesús por Mariñas» (La esfera de los libros) el veterano cronista social y colaborador de LA RAZÓN se ha mantenido en un segundo plano.