Este 5 de mayo de 2025 se apagó una de las voces más emblemáticas del periodismo deportivo en España. José Ángel de la Casa fallecía a los 74 años en el Hospital Puerta de Hierro de Madrid, dejando atrás una vida marcada por su pasión por el fútbol, su sobriedad ante el micrófono y una lucha valiente contra el Párkinson. A su lado hasta el final, como en los últimos 14 años, estuvo su esposa, la periodista Inmaculada Ruiz.

Inma -como la llaman quienes la conocen- no solo compartió profesión con De la Casa, sino también una vida tejida de silencios cómplices, rutina compartida y una resistencia sin alardes. Su presencia se hizo especialmente visible en 2018 con el documental "Un señor como una Casa", producido por la Federación Española de Párkinson, donde ella y sus hijos se convirtieron en la voz íntima de una historia que iba más allá del diagnóstico. "Mi enfermedad ha unido mucho a la familia", decía entonces el propio José Ángel.

Enfermo de Parkinson

En los últimos años, la pareja alternaba su residencia entre Los Cerralbos, el pueblo toledano donde él cuidaba sus almendros y jugaba al mus con los amigos, y Sevilla, ciudad donde trabaja Inmaculada. La enfermedad no frenó esa dinámica. "Intento que el Párkinson conviva conmigo y con mi ambiente, pero no le voy a dar más de lo que corresponde", confesaba él, siempre con un estoicismo ejemplar.

Ruiz encarna a esa generación de mujeres que cuidan sin perder su identidad profesional. Alejada de los focos, pero nunca de la escena, ha sido sostén emocional y logístico del periodista que marcó una época con narraciones como el legendario España-Malta del 12-1. No se dejó ver, pero estuvo. No habló mucho, pero su papel fue esencial.

Juntos criaron a dos hijos, Juanma y Javi, quienes han heredado la pasión paterna por la comunicación y el deporte. "Un ejemplo de valor, lucha y positividad ante las adversidade", dijo Juanma al despedir a su padre. Ese legado, en gran parte, también es el de Inma.

En un país que siempre lo escuchó, a José Ángel de la Casa lo cuidó en silencio una mujer que compartió su vida, su pasión por el periodismo y, cuando llegó la enfermedad, su voluntad de no rendirse. Su historia no puede contarse sin ella.