Opinión

Los sábados de Lomana: Ante tanto disparate, la hora de la Navidad

"No debe ser fácil presidir ese circo sin poder hacer nada"

Carmen Lomana derrocha elegancia.
Carmen Lomana deslumbra con un vestido maravilloso.Gtres

La palabra ha perdido valor de tanto usarla en vano. Uno de los adalides de su mal uso es Bolaños y Sánchez, el pistolero, como lo definió Perez-Reverte. Pueden seguir diciendo disparates que van cambiando según su estado de ánimo, pueden seguir no cumpliendo nunca la palabra dada, creando problemas diplomáticos en este momento con tres países... y no pasa nada. La incontinencia de Sánchez y su especialidad para meter la pata es histórica. Igual algún día conseguimos que se vaya en su adorado Falcon y no vuelva nunca más. Debe ser muy desagradable, al menos para las personas normales, no poder salir a la calle sin que te abucheen y te llamen de todo. Solo le queda encerrarse en los «cuarteles de invierno» consigo mismo al que tanto quiere y admira rodeado de sus estúpidos palmeros. El PSOE ya no existe. Solo existe el sanchismo desprovisto de toda dignidad. Esta forma que tienen de ir liquidando el sistema es enfermante, de una indolencia y vulgaridad, desprovista, por ejemplo, de la grandiosidad que merece un momento como la apertura del Parlamento con una presidenta vestida de una manera atroz, con soflama improcedente de autobombo y justificación del ataque a la Constitución que por ya repetido solo incita al bostezo. Nuestro Rey, Felipe VI, muestra su preocupación con su semblante... que se convierte en un mensaje por sí mismo. No debe ser fácil presidir ese circo sin poder hacer nada. Calibrando cada palabra, cada sílaba para no rebasar los límites que le están permitidos en la Constitución.

Yo procuro abstraerme y olvidarme preparando la casa para estos días navideños en los que me apetece recibir a amigos y a amigas en casa. La decoración ha quedado preciosa. Huele a canela y jengibre. Preparo centros de flores que me hace Carolina Raguseo (estupenda florista) y saco lo mejor de mis vajillas antiguas de Limoges. Cristalería de Bacarrat, copas venecianas que mezclo en diferentes colores, mesa siempre con muletón y manteles impecablemente planchados. Cubertería de plata. Puestos de mesa con preciosas tarjetas compradas en Biarritz (ahora también las encuentro en Marbella en una tienda de objetos elegantísimos para la casa que se encuentra en Puerto Banus). Cuando llegan mis invitados quiero que se sientan felices, con la sensación de no querer irse. No hay nada tan reconfortante como agasajar a las personas que quieres y sientes que ellos a ti también.

Es momento también de enviar regalos. Yo he decidido regalar Aceite de Oliva Virgen de una marca que no solo tiene unas variedades deliciosas, sino también bonitos envases. Se llama «verde esmeralda». Les aseguró, a través de mi experiencia, que todo el mundo lo recibe con alegría y que además lo comparte con la familia. Regalar nuestro oro líquido me parece todo un acierto.

Empezó diciembre, un mes muy especial y maravilloso para todos los cristianos . Disfrutemos de todo lo que nos ofrece la vida sin olvidar a los que menos tienen. Ese es el verdadero espíritu de la Navidad.