Melilla
El precio del amor de Franco: 25.000 euros
Las cartas íntimas que el Caudillo escribió a la mujer que amó en su juventud, Sofía Subirán, salen a subasta. «Su parecido con Carmen Polo es asombroso, por eso la vetó en actos oficiales», dicen en su entorno
Que a Franco no le temblaba el pulso a la hora de tomar represalias contra los críticos a su régimen no es nada nuevo, pero que tampoco le bailaban las letras a la hora de declarar su amor era hasta ahora una faceta desconocida del hombre que gobernó en España durante casi 40 años. La responsable de descubrir que el Generalísimo también tenía su corazoncito fue Sofía Subirán, una joven hija de militar nacida en Cuba que se instaló en Melilla cuando su padre fue destinado allí. Y fue en esta ciudad, en 1913, cuando Franco, que era alférez en Al-Latén, una localidad próxima a Melilla, se quedó prendado de una joven de quince años (él tenía en ese momento 19), a la que decidió conquistar a través de postales, más de 100 exactamente, de las que la Casa Durán saca a subasta 33, por si hay algún nostálgico desea conservar en una caja fuerte las palabras de ternura, despecho y obsesión de Franco.
Fetichista de collares
Lo primero que llama la atención de las misivas son las ilustraciones elegidas por Franco. Mientras que sus compatriotas elegían dibujos bélicos para ilustrar las cartas que enviaban a sus amantes, novias y prometidas, él prefería imágenes un tanto místicas de féminas, las cuáles él mismo de decoraba, coloreaba y añadía complementos. Uno de los abalorios más recurrentes eran los collares, así que la afición de Carmen Polo por los colgantes se intuye de dónde venía. Aunque, quizá, debería de haber prestado más atención a su ortografía que al «tuneado», ya que en las postales se aprecian importantes faltas tanto de acentuación y de puntuación como de estilo.
La historia de amor que nunca llegó a consumarse entre Sofía y el joven Francisco duró tan sólo un año, aunque el destino volvería a unirles en diferentes momentos de sus vidas, ya que la familia de ella fue fiel defensora del Franquismo y lucharon en su bando contra los republicanos. La intensidad de los escritos aumenta paulatinamente, desde ejemplares con tan sólo la firma del Generalísimo a un «querida amiga», hasta un «deseando que pasen los días y queriéndola mucho». El precio de salida de estas reliquias es de 25.000 euros y como explica la directora de Durán, Consuelo Durán, «se encuentran en perfecto estado de conservación. Además, en ellas se aprecia un tipo de expresiones características de la época que ahora cuesta comprender, pero que ilustra a la perfección el modo de cortejar de aquellos años».
Según cuentan personas cercanas al Caudillo, Sofía le dejó tan marcado, que a partir de ese momento sólo se fijó en mujeres que guardaran parecido físico con ellas. De hecho, si se comparan fotografías de Carmen Polo y Sofía Subirán la semejanza de ambas es asombrosa, tanto en su físico, como en su forma de vestir, peinarse y arreglarse. Cuentan que durante un acto oficial al que asistieron ambas, cuando Sofía bajó del coche, la multitud que esperaba a las puertas del recinto, comenzó a vitorear y alabarla pensando que se trataba de la mujer de Franco. Tal fue el disgusto de la esposa del Caudillo, que desde aquel malentendido exigió que el amor de juventud de su esposo se mantuviera alejada de ella y no acudiera a ningún acto al que estuviera invitada para evitar que se repitieran situaciones como la mencionada, «la vetó», sentencian en su entorno. Sin embargo, Sofía siempre fue muy discreta e intentó de mil maneras que estas cartas se hicieran públicas: «Ella misma destruyó varias en los años sesenta en señal de respeto a Franco y su familia», explica Durán. Pero, sus sobrinos, quienes heredaron los ejemplares que no destruyó, no pensaron lo mismo. Al menos, uno de ellos y de ahí la guerra interna de los Subirán. «Dos de los sobrinos no ven bien que Pilar quiera vender este contenido tan íntimo que les dejó en herencia», afirman personas de su entorno.
70.500 euros es el precio total del lote, ya que a parte de las postales salen a subasta otros tres lotes con documentos personales de Franco y de la época. La familia ya ha anunciado que no pujará por ella el próximo 21 de febrero.
«Todavía no me quiere, ¿no es eso, Sofía?
«Queridísima amiga Sofía: recibí en el día de hoy su carta que esperaba con interés pues tenía deseo de escribirle, pero no quería hacerlo hasta no recibir su carta, creyendo que de este modo escribiría más a menudo, pero ya ve qué tontería que si a mí me agrada recibir carta suya es porque la quiero mucho, o poco, porque ya no lo sé y usted todavía no me quiere. ¿No es eso, Sofía? He sentido mucho no poder estar el día del Corpus a su lado y me alegro que se haya divertido. Por aquí todo sigue lo mismo, muy aburrido y recordándola muchísimo. Esto de veras, ¡eh! Por aquí ha corrido el rumor de que en Melilla se hablaba de nuestra marcha a Alhucemas para su ocupación, pero creo que serán cuentos de café y que el rumor es falso. Deseando pasen pronto los días para tener el gusto de verla. Le saluda y quiere de veras, Franco»
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