San Sebastián
Pócimas y morritos rojos
La semana arrancó con nuestra fiesta del XV aniversario de LA RAZÓN y continuó con multitud de eventos, tanto, que siento estrés al querer cumplir con todo el mundo y no poder hacerlo. Suscribo esa famosa frase de «Madrid me mata» acuñada durante la Movida. Es un no parar y un zascandileo continuo. A veces echo de menos mi tranquila vida de casada en San Sebastián, donde todo estaba previsto y controlado, pero también dudo que en esta nueva fase (soy viuda a mi pesar) me gustase volver al «relaxing coffee» pasado. La vida son etapas y cada una debemos vivirla con la mejor actitud posible. Bueno, a lo que vamos: la fiesta de LA RAZÓN fue memorable por la convocatoria tan variopinta en la que estaban representados todos los estamentos de la sociedad, incluidas «nuestras princesas», la del pueblo, Belén Esteban, y Doña Letizia. Ambas se saludaron muy efusivamente según cuentan, porque yo no lo vi: me encontré con Aznar, rodeado de muchos históricos del PP. Reconozco que tengo debilidad por él, y más ahora, viendo la ruina que tenemos y recordando los tiempos de bonanza durante sus legislaturas... Aznar nos llevó al bienestar económico, y los inmigrantes venían a España porque había trabajo y alegría para todos. Justo lo contrario que ahora: los españoles tienen que emigrar por la falta de perspectivas de futuro. También vi a un Zapatero muy sonriente y encantador y a un Rajoy como siempre difuso y sin tirón. Todos lo pasamos bien de corrillo en corrillo y saludando a quienes hacía tiempo no veíamos.
Me gustó asistir a la presentación del libro póstumo de Mingote con sus geniales dibujos, «Una historia de La Medicina», en colaboracion con José Manuel Sánchez Ron, precioso libro que os recomiendo. De algo tan académico me fui al desfile de Women's Secret con Sara Carbonero, guapísima en su plenitud de mujer embarazada. Y zumbando a una cena con Norma Duval, que, igual que yo, está que trina por la persecución a la que nos tiene sometidos la Hacienda pública en su afán recaudatorio para poder mantener a la clase dirigente y este disparate de gasto público improductivo. ¿A los ciudadanos qué nos dan a cambio? Recortes. A este paso terminaremos todos durmiendo en la puerta de un cajero automático. Me voy a controlar, ya saben que tengo una tendencia innata a ponerme muy tremenda con tanta injusticia.
Y como esta crónica tiene que terminar optimista, ayer se presentó un perfume que huele a chocolate, fresa, vainilla y cosas ricas: «La Pócima» de Alaska y Mario, con un envase muy pop diseñado por el fotógrafo e ilustrador Juan Gati. Será un éxito seguro. Humor y cócteles con sabor al perfume que echaban humo dando sensación de «pócima» y el palacio de Fernán Núñez tomado por nuestra «troupe» de amigos.Una mujer sin perfume es una mujer sin futuro... ¿Quién dijo eso? Y con esta pregunta en el aire me voy a comprar una barra de labios roja, parte de mi frívolo futuro y la última moda: «morritos rojos».
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