Grupos
Semana de retiro y reflexión
Esta semana necesitaba desaparecer y tener tiempo para mí, para perderlo, para reflexionar y, sobre todo, para estar sola y en silencio. Mi vida suele estar muy expuesta y siempre rodeada de gente –algo que es muy agradable a veces–, pero cuando empiezo a sentir «fobia social» necesito retirarme y cargar pilas para volver llena de energía e ilusión. El lugar de mi retiro suele ser Marbella, a la que no había vuelto desde el verano, y cada día me gusta más: largos paseos por la montaña y junto al mar, almuerzos al sol de otoño, que acaricia sin quemar... Marbella es una opción de vida, y todo el mundo es acogedor porque, en general, se sienten felices con esa vida y siempre te regalan una sonrisa. Cuando las personas nos convertimos en urbanitas y perdemos nuestra conexión con la naturaleza, suelen incrementarse nuestro desequilibrio e infelicidad. También he aprovechado estos días para dar los últimos retoques a mi nuevo libro, mi primer e-book «multi-touch» sobre «Protocolo personal y profesional y net-etiqueta», un manual muy completo en todos los sentidos: interactivo, con imágenes en movimiento y muchas sorpresas. En este proyecto me está ayudando, con su cabeza tecnológica y privilegiada en temas de internet, Pablo Gutiérrez-Rave. Reconozco que estoy enganchada a mi iPad mini y tenía ganas de innovar en este sentido. El libro lo presento el 27 de noviembre en el Hotel Palace de Madrid.
Cambiando de tema: me tiene asombrada –a la vez que indignada– la sentencia del Tribunal de Derechos humanos de Estrasburgo, y continuamente pienso en la poca contundente defensa de los derechos de las víctimas del terrorismo de ETA que ha debido de hacer el Sr. López Guerra, nuestro funcionario representante en ese Tribunal. Qué sabrán estos señores de Estrasburgo del enorme sufrimiento y auto censura que hemos tenido que padecer las personas que viviendo en el País Vasco no estábamos de acuerdo con los dictados de ETA, viendo cómo cada día nos despertábamos con un nuevo asesinato. Y me pregunto cómo es posible una ejecución de sentencia tan rápida. Nunca había visto nada igual: al día siguiente, a la calle... dejo todos estos interrogantes en el aire. Cada uno de ustedes tendrá su propia respuesta.
Pero creo que me estoy poniendo demasiado seria, así que decido terminar la semana en un restaurante muy recomendable: Castafiori. Mientras cenas, los camareros te sorprenden con arias de ópera y de zarzuela... Ayer terminamos con «La verbena de la paloma» y cuando ya pensábamos que el «momento musical» había terminado, apareció un estupendo grupo tocando música de la «Movida» y ahí me lancé yo para cantar «La chica de ayer». En seguida se unieron Nieves Herrero, que también estaba por allí, y nuestro querido amigo Ramón Arangüena, formando un trío para morirse de risa. Lo pasamos fenomenal. Ser feliz es una cuestión de voluntad y yo la tengo, con una tendencia innata a estar relativamente contenta con la vida y dar alegría a los que me rodean. Y, ¿saben lo que les digo? Que esta noche me monto una de cine con palomitas y después a «Válgame Dios».
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Cuestión de inconstitucionalidad