Conciertos
Mario Vaquerizo: «La conversión de Fabio ha sido su salvación»
Publica «Fabiografía», la biografía de Fabio McNamara
«Yo he estado sin Dios muchos años y Satanás me tenía como si fuese un títere suyo. Vivir así es un sufrimiento. Eres un esclavo hasta que logras, gracias a Dios, liberarte de ese infierno en el que vives día a día». Palabra de Fabio McNamara que Mario Vaquerizo ha recogido fielmente en «Fabiografía» (Ed. Espasa) un libro en el que Vaquerizo pone en negro sobre blanco la trayectoria vital de McNamara, un cantante, actor, pintor, y tantas cosas más, que vivió la Movida en la que casi se queda paralizado por su adicción a la droga. «Fabio ni va de víctima, ni es un maldito, ni un ''outsider'' como muchos le quieren vender. Tú le dices que es un maldito y te tira de los pelos porque no tiene esa sensación».
Hay muchos Fabios dentro de McNamara: aquel que le espetó a Paloma Chamorro en «La edad de oro» que quería ser de mayor, «una mujer artificial»; el que Warhol calificó con un rictus hierático, «You are a star» («eres una estrella»), el que se ponía una bata de guata para cantar en Rockola con Almodóvar «Voy a ser mamá»; el pintor que reinterpreta el «pop art» y, también el hombre que encontró la redención en la religión. Suyas son las declaraciones contra el aborto en las que afirmó que «el aborto es un sacrificio que la gente hace a Satanás donde la clínica es el templo y el quirófano es el altar». Mario Vaquerizo reivindica su libertad de expresión: «A Fabio no se le ha ido la cabeza para nada y nadie es quien para cuestionarlo. Ha tenido en su conversión a la religión católica su salvación –explica– Como amigo aplaudo ese proceso porque yo le quiero, y le quiero vivo porque abusó de las drogas». El periodista y cantante de las «Nancys Rubias» va más allá: «No trata de aleccionar, dice lo que cree como creyente, habrá veces que me gusta más y otras menos. Lo que dijo sobre el aborto... es dueño de sus propias palabras. Lo incoherente es que, siendo católico como es, estuviese a favor del aborto. Es de puro sentido común».
Sin dramatismo, en «Fabiografía», McNamara cuenta cómo transitaba la noche como un espectro rastreando el Madrid más marginal. «Fabio quiso ser una ''rock star'' como David Bowie, lo peor es que en aquel momento cogió lo peor de Bowie, es extremo por naturaleza pero no se arrepiente de lo que vivió». Ahora, más calmado, el chico que desafiaba a los bienpensados con «performances» pasadas de revoluciones, pinta más que nunca, merienda en ocasiones con Mario y Alaska «unas tartitas del Horno de San Onofre de tres chocolates», y sigue siendo una persona «que ha sabido evolucionar, de no quedarse en el pasado. Fabio no es un colgado de la Movida, es una persona que hace lo que quiere, como siempre».
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