Opinión

La crónica de Amilibia: El dedo que merece otro canto de Boris

Nuevo ciclo sobre feminismo impulsado por La Térmica
Nuevo ciclo sobre feminismo impulsado por La TérmicaLa Térmica

El PP está mosqueado por cómo va a repartir Él la pasta gansa de la UE: hay una ofensiva del partido contra la asignación de fondos a dedo. Creen que «el que parte y reparte, se lleva la mejor parte». Pero en seguida contratacará Moncloa diciendo algo así como que Él no caerá nunca en el desagradecimiento, porque, santo cielo, ¿qué dirían sus socios de coalición y sus apoyos parlamentarios si los dejara sin ayudas, sordo a sus justas reivindicaciones? ¿Acaso un presidente honesto y solidario puede dejar en la orfandad a los que debe el trono en el momento del maná europeo? ¿Qué diría la historia de Él si no regara como Dios manda a UP, PNV, Bildu, ERC, etc., en la ocasión más grande que vieron los tiempos? Es el Ave Fénix, dirán, pero nunca el ave rapaz que desahucia del nido a sus pájaros socios. Quizá al final lo haga a dedo, pero ¡qué dedo! Es el dedo firme y estilizado que siempre señala el buen camino, dirán. El dedo/batuta por excelencia. El dedo que levanta en el ruedo el número uno. Cuentan las lenguas viperinas que Boris Izaguirre prepara una loa a ese dedo como la que en su día escribió del trasero presidencial: «Y qué duda cabe que tiene una espalda y cintura en forma triangular que contribuye a cambiar el paradigma sobre el culo masculino». Y si El Greco pintó al Caballero con la Mano en el Pecho, Él espera ahora que algún artista complaciente lo inmortalice con el dedo extendido como Miguel Ángel vio al Creador en el cielo de la Capilla Sixtina. Si Maradona fue la mano de Dios, Él es el dedo divino.