Opinión

La crónica de Amilibia: Magia potagia, desaparecen las pelotas de Egea

El secretario general del Partido Popular Teodoro García Egea
El secretario general del Partido Popular Teodoro García EgeaKiko HuescaAgencia EFE

Es lo que le grito al televisor: a quién se le ocurre organizar una guerra como la del Partido Popular sin tener en cuenta que al mismo tiempo que volaban los cuchillos en Génova y se oían las ovaciones de despedida en el Congreso («en España enterramos muy bien», que dijo Alfredo Pérez Rubalcaba), en el teatro Price de Madrid se celebraba el XII Festival Internacional de Magia con la participación de grandes prestidigitadores. Las cartas estaban marcadas en la partida de tahúres del Mississippi y las desapariciones se produjeron en cadena. Así, en un visto y no visto, desaparecieron, por ejemplo, las pelotas de Teodoro García Egea, secretario general del PP. En un alarde de viril resistencia, como uno de los últimos de Filipinas, Teodoro dijo su gran frase: «No dimito porque no me sale de las pelotas», y al ratito un émulo de Harry Potter las hacía desaparecer del escenario político con un solo toque de varita.

Un ilusionista la MAR de habilidoso introdujo al líder pepero en un mueble bar y lo hizo desaparecer con una sola tirada de cañas madrileñas, mientras en la chistera de otro mago aparecía un conejo blanco gallego, como el de Alicia, reloj en mano, murmurando que llegaba tarde a no se sabe dónde ¿Qué será de los desaparecidos? Irán al cielo de las puertas giratorias, claro. Ahora las pelotas, incluidas las de Egea, están en el tejado a la espera de que algún mago las convierta en balones de oxígeno. En estos tiempos de obsolescencia programada solo sobreviven a los conjuros de los brujos las hadas listas como Campanilla que viajan de Sol al País de Nunca Jamás sin esperar a cumplir años y apuntarse al Imserso. Magia Potagia.