Moda

El secreto de las camisas diseñadas por Salvador Dalí

El Museo del Traje desvela la colección López- Trabado, el negocio más lucrativo (y oculto) del genio catalán

La diiseñadora Lydia García presenta en el museo del traje La Camisa Dalí
La diiseñadora Lydia García presenta en el museo del traje La Camisa Dalí. David JarDavid JarFotógrafos

Decía Salvador Dalí que «el que quiere interesar a los demás tiene que provocarlos», una reflexión que parece que el genial pintor tomó como letimotiv de toda su vida. Ya fuera en Nueva York rompiendo un escaparate; en París queriendo ponerle mayonesa a un diseño Schiaparelli o en Figueras, rodeado de huevos en su palacio, el maestro del surrealismo era pura provocación. Pero de Elsa Schiaparelli o en Figueras, rodeado de huevos en su palacio, el maestro del surrealismo era pura provocación. Pero no solo eso, también era un ser inteligente consciente del valor que tenía su figura a nivel internacional y de cómo podía transformar la provocación en millones de pesetas. El Museo del Traje rinde un homenaje a Dalí este verano con una exposición que acaba de abrir sus puertas y que nos presenta uno de los perfiles más olvidados (que no desconocidos) del genio. En ‘La camisa Dalí’, nos acercamos hasta su colaboración con la firma española Regojo en una ‘joint-venture’ que fue todo un éxito a nivel internacional y todo, además, con una simple camisa. «El modelo de camisa que presentamos se comenzó a anunciar en nuestro país a principios de los años 60 con el actor Alberto Closas», asegura Lydia García, comisaria de la exposición y fundadora de la colección López-Trabado, que aporta la mayoría de las piezas de esta muestra. «Cuando la familia Regójo quiso dar el salto internacional consiguieron entrar en contacto con Dalí. Viajaron hasta Cadaqués para ofrecerle este proyecto y entre el señor Regojo y el pintor surgió una conexión instantánea».

La diiseñadora Lydia García presenta en el museo del traje La Camisa Dalí. David Jar
La diiseñadora Lydia García presenta en el museo del traje La Camisa Dalí. David JarDavid JarFotógrafos

Dalí, como reconoce García, les aportaba por una parte un nombre conocido y, por otra, un impacto mediático al sorprender a todo el mundo con esa colaboración: «En aquel momento, los artistas, dejando de lado sus obras, vivían en un plano desconocido para todos aquellos que no pertenecieran a la élite, pero en el caso de Dalí esto no era así. Él era muy conocido y no solo por su nombre: su cara también era famosa en todo el mundo». Aquello, por supuesto, también tenía un precio: «Les pidió un importe por el contrato además de una peseta por metro de tejido que al final, por lo complicado de aquella gestión, se convirtió en una peseta por camisa vendida». ¿Y vendieron? «Se hartaron de vender. Fue un negocio impresionante, porque el producto era bueno. En un principio era una camisa blanca de oficina que mezclaba algodón y poliéster, pero poco a poco, además, se fue abriendo a la juventud y a nuevas propuestas». Sumado esto a que era un producto de fácil planchado y que evitaba las manchas, también se convirtió en una camisa que ayudó mucho a las amas de casa de aquel momento. ¿Estaríamos ante la primera camisa feminista? «Con el discurso de hoy en día no sé si encajaría, pero sí que es cierto que quitaba mucho tiempo de planchado». El universo de Dalí permitió llenar de creatividad aquel diseño de moda. Las cajas en las que se vendían las camisas y hasta las propuestas de marketing eran revolucionarias: sin existir todavía plataformas como Spotify, crearon un disco con las canciones de la camisa Dalí.

Dalí antes que Zara

‘La camisa Dalí’ rescata del baúl de los recuerdos una revolución en la moda española: «Mi interés por este tema nace cuando traigo mi colección de moda a Madrid. Ahí me fijo en una camisa que me había regalado un tío mío y que me había llamado la atención porque ponía ‘Dalí’. No pensé que tendría relación con él. Busqué en internet y hallé tres o cuatro artículos que hablaban de esta colaboración. Seguí tirando de este hilo para ver hasta dónde podía llegar y al final di con un producto que parece que acaba Dalí integrando en su propio proceso creativo. En estas camisas y sus cajas encontramos referencias a ‘Retrato de mi hermano muerto’, lo que nos habla de un creador total, obsesivo, que todo lo que hace se lo lleva a su mundo más personal. Es publicidad dentro de la propia publicidad».

Tras los experimentos que hace con Elsa Schiaparelli en los años treinta y sus creaciones de joyería, que trabajará desde los años 40, el creador sigue mostrando su interés por la moda con estos diseños que se integran en la colección López-Trabado, una de las más prestigiosas de nuestro país que destaca, además, por estar dirigida por una mujer. «El coleccionismo de moda en mujer siempre parece que es una frivolidad, una capricho o, simplemente, tu armario, mientras que en al hombre no se le cuestiona nada». Lo cierto es que fue algo pionero en el «merchandising» moderno