Vela

Vacaciones en Palma: Don Juan Carlos y Doña Sofía se apuntan a la sostenibilidad

La Reina se interesa por los coches eléctricos y las emisiones cero en su compromiso con el medio ambiente.

Harald de Noruega a bordo de «Fram XVIII», con un «toldito» protector, una rodilla vendada y algún problema de movilidad. Foto: Alberto R. Roldán
Harald de Noruega a bordo de «Fram XVIII», con un «toldito» protector, una rodilla vendada y algún problema de movilidad. Foto: Alberto R. Roldánlarazon

La Reina se interesa por los coches eléctricos y las emisiones cero en su compromiso con el medio ambiente.

Ayer comenzó la 38 Copa de Vela del Rey Mapfre que en ausencia de su titular Don Felipe, al que se le espera el miércoles en Palma, comenzaba con un sonriente rey Harald de Noruega a bordo de su «Fram XVIII», un barco «Swan» primo hermano del «Aifos» que patronea el Rey. Al rey noruego le ponen un «toldito» a modo de protector solar mientras esperan en dique seco, y ha pedido que le habiliten una sala dentro del club para tener reuniones de equipo al finalizar cada jornada de regatas y no quemarse al sol. Han pasado nueve años desde que no regatea en Mallorca y llega tocado con una rodilla vendada, un pantalón con tirantes y algún problemilla de movilidad, pero feliz porque no se le dio mal la primera jornada.

El duelo de reyes comenzará previsiblemente el jueves, o eso esperamos, que Don Felipe pueda competir.

Este año, la consigna de la Copa del Rey de Vela Mapfre es la sostenibilidad. Ya el pasado jueves, la reina Sofía era testigo de una jornada de limpieza de residuos en el mar, y no es la primera vez que Su Majestad participa en una. Este año, las botellas de plástico no suben a los 132 barcos de 26 países y los 1500 rematistas harán uso de sus termos oficiales que ha puesto la organización a disposición de toda la marinería o, al menos, esa es la intención. Tanto es así que la flota oficial de más de veinte BMWs son todos híbridos y eléctricos. Puedo confirmar y confirmo que la reina Sofía está muy interesada en ellos, porque he tenido ocasión de mantener una conversación sobre el impacto cero emisiones de los eléctricos; me preguntó con mucho interés por mi experiencia conduciendo uno, y quiso saberlo todo, cómo lo cargaba o el gusto que da ir en un coche que no hace ruido. Además esto es una competición de barcos de vela, su combustible es el viento.

Sobre la intendencia a bordo, además de evitar los plásticos, lo que comen son bocadillos. A casi todos los barcos los avituallan en el Náutico, a excepción del «Aifos» de Felipe VI y el «Fram» de Harald VI. Al rey noruego y a su tripulación les hacen bocadillos en las cocinas del barco real, el «Norge», que es donde también pernocta y que está fondeado en Porto Pi, el pantalán que limita con los muros de la finca donde se ubica el palacio de Marivent, donde también atracan las embarcaciones que utiliza la familia real española y que custodian los cuerpos de seguridad, con apoyo de algunos noruegos desplazados con el rey Harald. Dicen que a bordo del «Fram» se come un exquisito salmón salvaje. Sin embargo en el «Aifos», el almirante Jaime Rodríguez Toubes, que forma parte de la tripulación, asegura que los bocadillos de jamón y queso o tortilla se los hacen ellos mismos, no son de cátering y suelen llevar uno por cabeza: «Si nosotros comiésemos piedras, el Rey Felipe también comería piedras, no es nada tiquismiquis, pero eso sí no es de tan buen comer como su padre Don Juan Carlos», y prosiguió: «Aprovechamos los momentos de descanso entre mangas o cuando no hay viento para comer o entrenar. Date cuenta que Don Felipe no ha podido entrenar, que navega de año en año y es muy competitivo. Todos queremos ganar». Nada que ver con su padre, que ha aprovechado su estancia en Palma para dar buena cuenta de las delicias gastronómicas de la isla antes de partir a Finlandia a defender su campeonato mundial de barcos de 6 metros se comía unas gambas de Soler y un gallo San Pedro con la familia Nadal en Sa Punta y cenaba una tarta de manzana –su favorita– en El Flanigan con su amigo Miguel Arias.

GENÉTICA Y FAJA

Es mencionar a los reyes y a Norma Duval se le encienden los ojos como semáforos: «Son lo mejor que tenemos» y es que ayer, la artista nos convocaba en el Náutico, con vistas al «Aifos» del Rey, para presentarnos su bolso. Como Jane Birkin con Hermès, los de la marca española Caladan le han puesto «Norma» a uno tipo bolsa. «Yo no soy sin mi bolso. Nunca he contado los que tengo, pero tengo una estupenda colección y nunca salgo sin uno. Dentro llevo un poco de todo, una bolsa con un mínimo de maquillaje, también un peine y un cepillo para el pelo, una bolsa con llaves de mi casa y de la de Matías, el abanico, las toallitas húmedas, pañuelos, medias para cambiarme, el billetero, un monedero y si tengo que defenderme, les doy con el bolso porque es como un arma. Este que llevo puede pesar unos cinco kilos y es el que menos pesa». La artista vive entre Madrid y Mallorca «tengo mi casa en Alcudia, Matías le llama el “hotel Duval”. Mientras la salud me acompañe no me retiro, a mí me dan igual las casas, quiero estar donde me encuentre a gusto. Mira, estoy pedida desde hace dos años (nos enseña el estupendo brillantazo que luce en su mano izquierda), y ya nos casaremos porque yo tengo a mi madre enferma y de momento no podemos convivir como un matrimonio porque ella es lo más importante». Dice no hacer ejercicio, que lo suyo es genética y faja, que la única carne que come es la del jamón serrano y que a «Supervivientes» no iría «porque no debo nada a Hacienda y yo misma me gano mi dinero para vivir. Yo lo único que he perdido son gente querida, lo demás es sustituible y, con la edad, se pueden decir cosas que antes no podría. Solo pido salud porque llevo más de cuarenta años cotizados como autónoma y creo que no voy a cobrar nada de pensión, pero no me importa, porque soy como una hormiguita y tengo una economía saneada».