Sevilla

El detenido esperó y «embistió con insistencia» a la víctima con su coche

Salió del salón de celebraciones del polígono Store –donde previamente había mantenido una disputa–, se montó en su vehículo –un Seat Ibiza de color negro–, esperó a que salieran del local tres de los miembros del grupo que creía que eran su objetivo, sobre las 3:30 horas, y aceleró el coche con la intención de atropellarlos

Manuel Alías García recibió sepultura ayer en San Juan de Aznalfarache, donde residía, y lo describen como «tímido» y «más bueno de lo normal»
Manuel Alías García recibió sepultura ayer en San Juan de Aznalfarache, donde residía, y lo describen como «tímido» y «más bueno de lo normal»larazon

Uno esquivó el golpe. Otro sufrió daños en una cadera. El tercero, Manuel Alías García –de 31 años, mecánico desde hace ocho años en el Feuvert de San Juan de Aznalfarache, municipio donde ayer fue enterrado– ya cruzaba la calle Gramil y fue alcanzado de lleno por el impacto. Nada se pudo hacer por su vida. El presunto homicida, Juan Francisco G. D., de 26 años, con dos antecedentes policiales anteriores, dio marcha atrás en varias ocasiones. «Hubo una insistencia por parte del conductor en volverlo a atropellar», «le embistió sucesivamente», informó ayer el jefe de la Brigada Provincial de la Policía Judicial en Sevilla, Manuel Piedrabuena.

El arrestado, después del atropello intencionado, se dio a la fuga junto a Juan Manuel C. H., de 24 años, que le acompañaba como copiloto y fue detenido por omisión del deber de socorro tras acercarse en la mañana del domingo con un familiar a la comisaría para interesarse por el desarrollo de la investigación, según la Policía. Dos amigos del fallecido salieron en persecución del agresor, pero sufrieron un accidente en la SE-30, junto a la calle Parque de Grazalema. Tras la llegada del Cuerpo Nacional al lugar de los hechos y recabar datos de los testigos, la Policía localizó en su domicilio de Triana, sobre las 6:30, al conductor fugado, una vez ordenadas las cifras de la matrícula facilitada por los presentes en el lugar del crimen y cotejadas en el archivo policial, ya que «algunos números bailaban». Estaba dormido. La tasa de alcohol que registró fue de 0,38 miligramos por litro de sangre, aún por encima del máximo legal a pesar de que el presunto asesinato con premeditación y dolo se produjo tres horas antes.

 Según explicó Piedrabuena, en el interior del salón de celebraciones Badía se produjo «un incidente verbal sin importancia» entre el grupo del detenido y otro. La pandilla del agresor observó desde el interior del local a una serie de personas alrededor del Seat Ibiza utilizado como arma homicida y pensaron que «lo querían robar» o «romperle el retrovisor». Se produjeron unos golpes entre ambos grupos fuera, según la versión ofrecida por la Policía. Después, el presunto homicida, tras la cena, «esperó» a que salieran las personas que él pensaba que habían ocasionado daños al vehículo. Aceleró, y el resto ya es historia.

Los trabajadores de Feuvert aseguraron a LA RAZÓN de Sevilla que no participaron en ninguna trifulca, ni siquiera verbal. En cualquier caso, la víctima fue ajena a cualquier disputa. Es más, era tímido «hasta límites insospechados», según explicaron conocidos del pueblo, y «era más bueno de lo normal», aseguró Juan Manuel, encargado del establecimiento. Se marchó, precisamente, «para quitarse de líos», indicó.

Juan Francisco G. D., previsiblemente, pasará hoy a disposición judicial con los cargos de homicidio, contra la seguridad vial y omisión del deber de socorro , tras negarse a declarar en comisaría.