España
El PP descarga en el presidente toda la culpa del fracaso de la reunión
La resaca dialéctica de la cumbre en La Moncloa despeja las pocas dudas que podían quedar sobre su resultado. Las reacciones del Gobierno y del PP confirmaron que las dos partes están donde estaban antes de la reunión; que España, desgraciadamente, también; y que es mejor no volver a poner ninguna expectativa en la idea del pacto de Estado. Mariano Rajoy se quejó de que el presidente del Gobierno le dijese que «no» a todo lo que le planteó. Entre otras cosas, a la necesidad de hacer «sacrificios» para reducir el déficit a través de un plan de austeridad, porque no se puede gastar «lo que no tenemos», así como a una reforma laboral y fiscal. En relación a su papel, y a su sorprendente reivindicación como alternativa con el cartel del Palacio de la Moncloa de fondo, el jefe de la oposición aseguró en Onda Cero: «Yo creo que sí he estado a la altura. Los españoles deben saber que hay una oposición que piensa de distinta manera al Gobierno».Sus «escuderos» también abundaron en la misma estrategia de descargar en el jefe del Ejecutivo la responsabilidad del fracaso de la entrevista. Las razones: que no le dio contenido y que de él es la responsabilidad última de llegar a acuerdos porque tiene la mayoría en el Congreso. «El presidente del Gobierno, una vez más, no quiso reconocer que hace falta un auténtico plan de reformas urgentes, de reformas estructurales en nuestro país. Los ciudadanos vieron otra vez a un presidente del Gobierno inactivo y que no quería ir más allá», advirtió la secretaria general, María Dolores de Cospedal. Mientras que Cristóbal Montoro afirmaba en la Cadena Ser que la reunión «salió regular o incluso mal» por la falta de iniciativa del Ejecutivo. En resumen, la música del discurso del principal partido de la oposición era ayer la misma que antes de celebrarse la cumbre. «Desconfianza», «falta de crédito», «incapacidad para gobernar»... «La desazón o desesperanza que en la sociedad se crea al ver a sus dos principales figuras políticas sin llegar a pactos de envergadura obedece a que ayer [por el miércoles] Zapatero no quiso reconocer que hace falta un plan de reformas urgentes», proclamó Cospedal.La «confianza» del GobiernoPrácticamente el mismo esfuerzo que hizo el PP en marcar distancias con el Gobierno y con la reunión en La Moncloa lo hizo el Ejecutivo en intentar poner en valor el acuerdo de mínimos sobre las cajas y en aventar la idea de la confianza. La vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, reprochó a Mariano Rajoy, en una entrevista en Cuatro, que primase la «voracidad electoral» sobre la «responsabilidad», aunque, globalmente, incidió en subrayar los «elementos bastante positivos» del encuentro.De la Vega defendió que el Gobierno está en condiciones de transmitir «confianza a los ciudadanos» y «tranquilidad a los mercados» porque hay datos que avalan la solvencia española, «una economía fiable con una larga historia de credibilidad y sostenibilidad en las cuentas públicas». «España siempre ha hecho bien sus deberes», argumentó.
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