
Pamplona
La metáfora del columpio
El grupo , en su mejor momento, triunfa en México y actúa esta noche en Madrid

Dicen que en el disco han dejado su corazón «expuesto». «Antes éramos más crípticos o surrealistas, y ahora podemos parecer demasiado sinceros, pero no le tenemos miedo a eso», dice Álbaro Arizaleta, voz y batería de El Columpio Asesino, una de las grandes sorpresas discográficas del año. «Diamantes», cuarto largo de los pamploneses, les ha traído las mejores noticias de crítica y público. «Dicen que hemos hecho un giro al pop y no sé si eso es verdad, pero nos hemos abierto a la melodía. Es como si hubiéramos cambiado de registro», dice con la voz también cambiada de registro, sin la distorsión de los sintetizadores del directo.
Su música es difícil de definir, tampoco ellos tienen ganas de hacerlo, pero su itinerario parte del punk y pasa por la electrónica. Han cambiado. «Ya no metemos capas y capas de sonido. Hemos subido la voz, intentamos hacer canciones más ligeras. Nos asustaba al principio, porque las canciones flotan un poco en el aire, no son tan pesadas». Pero sus señas de identidad se mantienen: las letras inquietantes, la ausencia de estribillos, atmósferas densas. «Sí, tenemos la fama de ser oscuros, pero somos digeribles. No hacen falta muchas escuchas para coger el disco», asegura.
«Falta mala baba»
La temática de las canciones también forma una unidad más o menos clara. Los errores, los arrepentimientos, «la decadencia de la noche, de determinado sexo, determinadas conductas, de una forma de vida». «Hay gente que escribe para vivir y yo escribo de lo que vivo. Las cosas son así y yo las veo. Hay a quien le parece grotesco o de mal gusto hablar de drogas, pero nosotros echamos en falta esa crudeza, esa mala baba de las letras de antes». Entonces, es lógico que a sus familias no les guste demasiado su música... «Pues te voy a decir una cosa: «les encanta. Vinieron por primera vez hace poco a un concierto y yo estaba asustado por el ambiente... Pero se lo pasaron en grande. Eso sí, no se enteran de nada, porque donde cantamos ‘‘carretera y speed'', mi madre dice ‘‘carretera y esprint''», cuenta Arizaleta, que se parte de risa y reconoce que hay quien les dice por Twitter que «Toro», un tema que está arrasando en internet, tiene una «aberración» de letra, y otros «se identifican con ella». Aunque a veces hacen cosas sin explicaciones, como el nombre del grupo: «Mira, no hay ninguna historia. Estábamos en un pueblo y nos gustó porque es un punto surrealista y es una imagen que crea un impacto visual porque pone juntos dos mundos muy distintos. Como un puñetazo en el estómago». Ésa también es la mejor metáfora de su música.
AMÉRICA
«Me gusta que en la letra se note que hay sangre o hay latido o hay dolor e intento llegar a eso», dice Arizaleta, que roba inspiración a los petas de la generación Beat. «Kerouac y Ginsberg escribían cosas bastante borricas...». En este disco, las letras duras hacen mayor contraste con la voz de Cristina, que tiene más protagonismo y canta en varios temas. Acaban de volver de gira por Venezuela y México, donde se va a editar un disco con remezclas de «Toro» hechas por lo mejor de la escena «indie» latinoamericana.
- Dónde: Ochoymedio Club. Calle Barceló, 11.
- Cuándo: hoy, 22:30 horas.
- Cuánto: 12 euros, anticipada. 15 en taquilla.
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