Teatro

Estreno

Cómo nos gusta el esperpento

Claro que la política es teatro y el fútbol es teatro –según acaba de descubrir Mourinho– y hasta el teatro es teatro cuando hablan relamiéndose en la interpretación, pero es que la política que nos propone Rosa Díez, fundadora, alma, principio y fin de UPyD, es terapia de grupo.

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Todos alrededor de ella para sincerarnos, contar nuestros traumas y descubrir de dónde viene el pecado original, políticamente hablando. Es, por lo tanto, una forma de dramatizar pero hecha por aficionados circunstanciales o traumatizados por un pasado político frustrado, incluso por algún patricio asqueado de tanta vulgaridad (pero cuidado: como dice Javier Gomá, «la vulgaridad, un respeto»). Así que de nada sirve representar, como en esta fotografía, que la política es teatro porque en este país no hay nada en donde nos encontremos más a gusto que en el esperpento, invento de Valle-Inclán para deformar la realidad y mostrar su lado más grotesco. (Para inconformistas maduros: a tener en cuenta el dignísimo panfleto escrito por Stéphane Hessel a los 94 años, «Indignaos», un manual para maldecir con cierta clase y sin escupir al suelo). Dudo que la manera de hacer política se pueda cambiar a estas alturas de la función, pero el que suba a escena que elija una buena historia que contar y actores que se crean el papel.