Cuba

Indignación

La Razón
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A los madrileños les sobran motivos para la indignación, sobre todo con el Estado, que ha dejado de invertir en Madrid desde hace años para ver si castigándonos cambiábamos de opinión y terminábamos votando al PSOE. También con Rubalcaba, que ha permitido hasta el viernes, puesto que era el Ministro de Interior, que se infrinja la ley en Madrid y se tomen plazas y calles perjudicando a los comerciantes, sin mover un músculo porque le perjudicaba electoralmente. Pero sobre todo tenemos motivos para estar indignados con los supuestamente «indignados». Este movimiento que se nos ha querido vender como apolítico y espontáneo se ha convertido en la punta de lanza de la izquierda más radical e intolerante, de esa izquierda que no quiere libertad y democracia, sino imposición y represión de la disidencia. Una izquierda que, en el fondo, ve el inmenso Gulag en el que se ha convertido Cuba con simpatía.
Este fin de semana ha habido una prueba más, la acampada pro-vida y contra el aborto ha sido asediada, coaccionada e insultada. Esos «indignados» amantes de la democracia real, no quieren que nadie que difiera de sus planteamientos se exprese, y si lo hacen les amedrantan y les agreden. Este hecho prueba que la supuesta espontaneidad ha dado paso a un movimiento ideológico, coordinado e intolerante que no quiere que el pueblo se exprese, sino que acate los designios impuestos desde el «partido», o las asambleas. O dejamos de alimentar a la bestia o nos terminará devorando.