Túnez

La excepción argelina

La corriente islamista no llega a las urnas y los partidos religiosos quedan relegados a un tercer puesto

La excepción argelina
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Nada cambia para Argelia después de las elecciones parlamentarias del jueves, que fueron presentadas por el presidente Abdelaziz Buteflika como «el amanecer de una nueva era». Su partido, el que ha estado en el poder desde la independencia del país de Francia en 1962, ganaba ampliamente unos comicios que buscaban precisamente legitimar al régimen y su programa de reformas democráticas iniciadas en el marco de la Primavera Árabe, para evitar astutamente un levantamiento popular como el del vecino Túnez.

El gobernante Frente de Liberación Nacional (FLN), que conserva el nombre del movimiento que luchó contra los colonizadores galos, se hizo con 220 escaños de los 462 que tendrá el Parlamento, según los resultados oficiales anunciados por el Ministerio del Interior a media tarde de ayer. Pero desde por la mañana, el FLN ya se daba por ganador: aunque las encuestas a pie de urna y los analistas predecían que el partido perdería escaños a favor de los islamistas, éste acabó con 87 diputados más que en la legislatura anterior y consigue casi la mayoría absoluta en la nueva cámara, encargada de llevar a cabo la reforma constitucional pedida por Buteflika. En las cocinas del «poder», como denominan los argelinos al régimen, se han preparado los cambios y se aplicarán al gusto del dictador.

Todas las predicciones han sido erróneas, en un país que ha permanecido inmune tanto a la oleada revolucionaria que barrió el norte de África el año pasado, así como al auge islamista en el terreno político que han experimentado los países del Magreb, desde Marruecos hasta Egipto. Los partidos religiosos, que quisieron sumar sus fuerzas y sus votos en la alianza Argelia Verde, no consiguieron una amplia mayoría, como ellos mismos y muchos analistas vaticinaban, sino que acabaron con sólo 48 escaños en total. El principal partido de la coalición, el Movimiento de la Sociedad por la Paz (MSP), que contaba con 52 escaños en solitario en la pasada legislatura, ha perdido peso a pesar de presentarse a las elecciones junto a las formaciones Al Islah (La Reforma) y Al Nahda (El Renacimiento). Argelia Verde denunciaba en un comunicado oficial una «gran manipulación de los resultados», comparados con los datos recogidos por sus observadores en los colegios electorales. Mientras, la Asamblea Nacional Democrática (RND) del primer ministro Ahmed Uyahia se mantiene como segunda fuerza del Parlamento con 68 escaños y, en cuarto lugar, quedó el Frente de las Fuerzas Socialistas, histórico grupo izquierdista de la oposición, que decidió participar en estos comicios después de años de boicot.

De esta forma, se mantiene el reparto de poder en el Parlamento argelino y se refuerza el estatus quo existente, tal y como destacó el ministro del Interior, Dahu Uld Kablia: «Las elecciones han demostrado la importancia que dan los argelinos a los valores de la paz y la estabilidad», aseguró tras presentar los datos, que aún no son definitivos y tendrán que ser ratificados en las próximas 72 horas por el Tribunal Constitucional. Además de inesperados, los resultados no dejan de ser sospechosos en un país con una larga tradición de fraude electoral y control absoluto de la vida política y del Estado por parte del régimen. Por el momento, no ha habido denuncias en ese sentido, y los observadores internacionales que han seguido los comicios se han mostrado «satisfechos» con los mismos. La misión enviada por la Unión Europea a Argelia dijo no haber encontrado irregularidades destacadas y que los ciudadanos pudieron ejercer su derecho al voto con libertad. Por su parte, Kablia reconocía la existencia de algunos problemas menores debido a la complejidad del proceso electoral, que aseguró no afectarán a la credibilidad del mismo. Las autoridades argelinas celebraban ayer el éxito de su «democracia», respaldada en las urnas por un 43% de los votantes, un porcentaje que también superó las estimaciones muy a la baja, en un ambiente de apatía y desilusión respecto al proceso electoral. Algunos medios locales independientes ponían ayer en duda los resultados de participación, que no coinciden con las imágenes del día anterior de colegios electorales y urnas medio vacías, sobre todo en los núcleos urbanos, donde principalmente los jóvenes daban la espalda a unos comicios considerados falsos e inútiles. Menos de la mitad de los ciudadanos registrados acudió a votar, y muchos lo hicieron en blanco, pero son suficientes para legitimar las elecciones, que buscaban ser un referéndum del programa de reformas del régimen y de su propia existencia. Así lo escribía ayer el diario independiente «Le Matin» en su editorial, en el que daba por cerrada la crisis de legitimidad de la dictadura de Buteflika creada por las revoluciones árabes: «Por el momento, el capítulo de la Primavera Árabe se cierra en Argelia, aunque el país entra una nueva época de incertidumbre».