San Antonio
Cayetana no entiende el morbo ante su boda por Jesús MARIÑAS
Lo aireado por «Sálvame» como gran exclusiva, enseguida desmentida, sonó a cachondeo demostrando que poco conocen a la Duquesa de Alba.
Consistió en anunciar su casorio para el próximo 17 de septiembre en la iglesia ibicenca de San Telmo. Todo pudo estar amañado por ansias publicitarias de algún sacerdote local afín al templo y por el hecho casual de que el chófer de la Alba suele aparcar por allí cuando a su jefa le da por ir de compras. Nunca se le pasó por su alborotada cabellera escoger la isla blanca como marco para su tercer enlace. Sabemos que, al contrario de lo difundido, la boda tendrá efecto en la pequeña capilla del sevillano Palacio de las Dueñas, que en un futuro bastante lejano heredará su nieto mayor Fernando Fitz-James Stuart. Aunque el usufructario, cuando Dios llame a la duquesa, será el actual duque de Huéscar, primogénito de la saga, hoy un tanto incómodo al ver cómo mamá favoreció en el tercio de libre disposición a Eugenia y Cayetano. A la primera le da la casa ibicenca próxima a San Antonio, que en tiempos había solicitado Jacobo Siruela, correspondiéndole al jinete por ducal decreto el generoso casoplón de San Sebastián, que perteneció a Luis Martínez de Irujo.
Carmen Tello, su apoyo inigualable, actuará de madrina y Cayetana me cuenta que «el padrino será mi hijo mayor, Carlos, si lo acepta». Comento con ella en un atardecer isleño en víspera de que sus nietos Salvatierra se unan a Cayetana Rivera, ya que María Dolores del Pozo, a la que nunca suelta en sus paseos y remojones playeros, volvió a Córdoba. Simultáneamente al amadrinamiento de Carmen, Cayetana invitó a Curro. Será una ceremonia privadísima a oficiar en un altar presidido por un Cristo y las figuras de Santa Justa y Santa Rufina. Será un día todavía no señalado, pero finalizando septiembre, después de que ella pase dos días en Marbella y asista a «la goyesca» de Ronda. Actuarán los sacerdotes Ignacio González y Miguel Ángel Bernal.
«La que se ha montado, Duquesa, a nivel internacional, con una boda que no acaban de entender». «Pues no lo entiendo. Me parecen ridículos tal sorpresa e impacto. Se ve que todo lo que hago acaba organizándola», me comenta como pillada en una travesura. Aunque de aquí al «sí, quiero» aún pueden surgir inconvenientes antes de que Alfonso Díez se reúna con ella el próximo viernes 19. En contra de lo previsto, de lucir algún traje comprado anteriormente, quizá Cayetana encargue un vestido «para darle una sorpresa al novio», me anticipa, con intención de hacer un posado tras el enlace a la puerta de Dueñas o distribuir imágenes del ya matrimonio. Ni con veinte años tuvo mayor ilusión. Impactante, nos tiene alucinados.
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