Grecia
El esqueleto sindical por Martín Prieto
El 1º de Mayo de 1889, una matanza policial en Chicago parió esta celebración universal que fue secuestrada por el sovietismo. Ayer en España los sindicatos de la izquierda irredenta conmemoraron con los suyos, como en San Fermín, una costumbre, una tautología, una verbena. Claman contra la reforma laboral del Gobierno que puede ser o no puede ser, el tiempo lo dirá. Pero que es no desdeñable mientras los sindicatos dejen de vivir en el tardofranquismo, en el subsidio y en el absoluto desamparo de los desempleados que ayudaron a crearla por sostener al Gobierno de Zapatero en su papel de Peter Pan de la economía. CC OO y UGT no son otra cosa que grandes burocracias al servicio del PSOE, que no sufren el paro ni sus largas colas en las «oficinas de desempleo», ni el pico ni la pala, gracias a los impuestos de los españoles sean o no sindicalistas, y que pretenden con bastante chulería hacer política. Así, un Gobierno mayoritario no puede regular e trabajo si no pasa por las horcas caudinas de personajes tan brillantes como el dúo Toxo, el de los cruceros, y Méndez, que expresa sus neuronas eructando: «¡Leches!». Cuando era el ministro de Economía bis de ZP, Cándido era un osito de peluche que hasta moderaba su lenguaje. Nuestros dos principales y grandes sindicatos vieron al final del mandato de José María Aznar una prima de riesgo de cero con Alemania y un 8% de paro sobre la población activa. Cuando nosotros llegamos a los 5.000.000 de parados con aquella cursilería tan imbécil de los brotes verdes, no dijeron nada. En España, cuando comenzó a ronronearse el rescate europeo, guardaron un tupido silencio; ahora que este Gobierno está intentando hacer cosas a veces a la desesperada para salvarnos de la crisis, aquellos hacen su fiesta contra todas las medidas que se adoptan para evitar que la UE nos rescate como a Grecia, Portugal e Irlanda. ¿Por qué no hacen su fiesta contra la reforma laboral del franquismo? Si tuvieran testosterona política pedirían también la abolición fascista de las pagas del 19 de julio y la confesional de Navidad. Pero pese a su ideologización me parece que las consideran derechos adquiridos. No hay nada más difícil que renunciar a los privilegios aunque provengan de la Memoria Histórica y con los huesos de los NN en las cunetas o en las albardas de los cementerios. CC OO y UGT permanecen embutidas en una rancia ideología y eso de los «sindicatos de servicio» les suena a música celestial. Los parados que en estos momentos tenemos (24%) saben perfectamente la ayuda que reciben de estos compañeros sindicalistas tan solidarios. Acabarán siendo como los picahielos: absolutamente innecesarios. No se puede penetrar en la espesa atmósfera de ácido sulfúrico que rodea a Venus. Con Toxo y Méndez no los aceptarían ni en la NASA.
Hace años «los grises» tenían que desalojar a palos la Puerta del Sol. Hoy basta un soplo porque este sindicalismo funcionarial no puede mover las conciencias y todos saben que T&M sólo desean ser ministros en la sombra y no monjes de sus compañeros. No es la lluvia de primavera. Para estar convencidos bastan los paraguas.
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