Belfast

Se fugó

La Razón
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El juez Pedraz es un chollo para los etarras. Y para las etarras, además de un chollo, guapísimo. Ahora ha dejado en libertad al canalla de «Iñaki de Rentería» en contra del fiscal mientras se peinaba su rubia melena con los informes de la Policía y la Guardia Civil. El juez Pedraz de la Audiencia Nacional se parece a la famosa juez Elisabeth Huerta, tan añorada por los terroristas y su entorno. El tal Iñaki ha sido puesto en libertad por Pedraz porque según él –Pedraz, no el etarra–, no existe riesgo de fuga. Efectivamente ya no existe el riesgo de fuga. Se ha fugado. Nadie lo encuentra en Rentería. «Si me quieres escribir/ ya lo sabes, señoría./ En cualquier lugar del mundo/ que no sea Rentería». El terrorista beneficiado por la bondad y la confianza del juez Pedraz fue el responsable máximo del secuestro más largo y brutal de la historia de la ETA. El de José Antonio Ortega Lara. Ordenó la prolongación de la tortura, y su plan definitivo no era otro que abandonarlo en su inmunda celda de castigo y dejarlo morir como si fuera una rata. La rata es Iñaki el de Rentería, la rata fugada, la rata huida y la rata amparada por Bildu, que hoy tiene medios suficientes para burlarse no sólo del juez Pedraz, sino del Estado de Derecho.
En unos meses, de seguir el juez Pedraz con sus debilidades, va a haber más etarras huidos que apresados. Y para colmo, peces gordos. «Josu Ternera» no anda lejos. De Juana Chaos y su mujer, la de los chupachús en la cárcel, parece que se mueven con toda suerte de facilidades por Canadá. Belfast es una ciudad muy triste. El Gobierno de Zapatero lo soltó porque no quería que se le muriera en una huelga de hambre más falsa que un billete de cuarenta euros. Me pregunto cómo puede un agonizante cumplir holgadamente con la que entonces era su novia y pedirle placeres complementarios. Un tipo que se muere, por muy puma que sea, no piensa en esas cosas. Lo llevaron a San Sebastián, se recuperó muy pronto, paseó con total chulería por el Paseo de la Concha, y cuando no había riesgo de fuga, se fugó. Asistimos a la descomposición absoluta del Estado de Derecho, con un Poder Ejecutivo que ordena y manda en numerosos ámbitos del Poder Judicial. No se entenderían muchas libertades «sin riesgo de fuga», ni legalizaciones como la de Bildu, de no ser así. Lo del «Faisán» sí les preocupa. Y no intuyo en ninguno de los altos mandos procesados por colaborar con banda armada la lealtad y el coraje de Barrionuevo. Al final van a cantar «La del Manojo de Rosas», siempre que la Fiscalía no consiga apartar del caso al juez Ruz, que lo apartará.
Para entender lo que hoy significa y representa el PSOE en la sociedad española hay que releer las palabras pronunciadas por quien gobernó en España catorce años como número uno del PSOE. «Soy militante del PSOE pero no le tengo ninguna simpatía». Se equivocó mucho –sobre todo al final– Felipe González, pero gobernó seriamente, con sentido del Estado y rodeado de personas preparadas y, muchas de ellas, honestas. Rubalcaba tiene que recordarlo porque fue ministro de González en diferentes departamentos. Aquel socialismo –Gal y Filesa aparte–, tenía estética y solidez. Se derrumbó a sí mismo en el tramo final de su cuarta legislatura obtenida en las urnas. El de hoy es sencillamente indignante. No es necedad la del Presidente prolongando su mandato. Tampoco obcecación. Necesita un tiempo para borrar toda prueba. De no hacerlo, podría visitar en el futuro el despacho de Pedraz. Y en ese caso, volvería a tener suerte.