España
Pesimismo no gracias
Estoy siempre en el terreno del optimismo antropológico y desde luego este país me ha dado muchas razones para ello». Eso decía Zapatero, frente a los datos que le llevaban la contraria. Tanta confianza llegó a molestar hasta a Felipe González que mostró su enojo por la figura del optimista profesional.
Decir que la recesión en España ha sido menos severa que en la mayoría de las economías europeas, que nuestro país estaba en la champions league de las economías del mundo o que creceríamos más que Alemania, nos deja en el mayor de los ridículos y nos abochorna, mientras los dirigentes de otros países toman nota y nos pasan factura. El pesimista, según dicen, es un optimista que se cansó de serlo. Por eso, decir que la recuperación es lenta e incierta con riesgo de volver a la recesión, significa que hemos pasado del optimismo antropológico al pesimismo existencial de un presidente derrotado que busca soluciones sin conseguirlas. El pesimismo continuado no deja de ser el preámbulo al estado de depresión. O se cambia de actitud y se adoptan reformas o es mejor que uno se vaya para evitar contagios.
Zapatero empieza a vislumbrar su propio final. Lo malo es que, como ha dicho el alcalde de Madrid, está hipotecando y robando el presente a una generación. Un optimista tiene un proyecto y un pesimista solo tiene una excusa.
✕
Accede a tu cuenta para comentar