Empleo
Incentivos en lugar de subsidios
Pese a la crisis, el empleo entre los discapacitados ha crecido un 19 por ciento
VALENCIA- La propuesta de sustituir las subvenciones por los incentivos es una idea que ha ido ganando defensores. Los últimos, los dicapacitados. En palabras del presidente del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi), Luis Cayo Pérez, hay que acabar con la cultura española del subsidio.
En su opinión, la legislación vigente en materia de discapacidad fomenta la inactividad de gran parte de estas personas. «Es un sistema tan rígido que, muchas veces, impide la integración». ¿El motivo? Muchos prefieren quedarse con una pensión fija por invalidez que arriesgarse a conseguir un puesto de trabajo, puesto que muchas ayudas son incompatibles con la integración plena en el mundo laboral. «El apoyo público no puede suponer un ‘desincentivo'».
Pese a esta dificultad añadida, Cayo Pérez, destacó ayer que el empleo entre los discapacitados aumentó en 2010 cerca del 19 por ciento. Subrayó que es uno de los pocos sectores estables ante la crisis económica. «No creo que el elemento determinante sean las bonificaciones que el Estado concede a las empresas por contratar a personas con algún tipo de minusvalía». Según él, este crecimiento se debe a dos factores: al compromiso de las organizaciones de discapacitados por garantizar el empleo y a las políticas de sensibilización.
«Muchos empresarios, gracias a las campañas que se han llevado a cabo, tienen conciencia de que la discapacidad no es un problema». En esta línea, hizo hincapié en el éxito social de la integración.
Además de cambiar algunos puntos de la legislación, el presidente del Cermi también consideró fundamental transformar el modelo asociativo del propio colectivo. A su juicio, hay que olvidar la queja constante y replantearse un nuevo mundo asociativo.
Aseguró que el movimiento de la discapacidad es todavía precario y está amenazado por los problemas económicos de las Administraciones. Pero la solución pasa por renovarse y no lamentarse por posibles recortes.
Cayo Pérez echó la vista atrás y relató como, al principio, estas asociaciones fueron proporcionando un mundo paralelo para los minusválidos, ya que los Gobiernos no asumían estas competencias. Sin embargo, en la actualidad, todo este tejido no es necesario y el colectivo debe centrarse en luchar por los derechos humanos y denunciar la discriminación. Sabe que no será fácil, pero «hay que acabar con esa sensación generalizada de que ‘otros tengan que venir a salvarme la vida'». En sus palabras, «antes era una cuestión más de beneficiencia y solidaridad. Ahora, tiene que ser de derechos fundamentales».
Asimismo, otro de los objetivos para el colectivo es defender «todo lo ya conseguido» y que la crisis no liquide los avances por los que han luchado.
Primeros en la línea de la crisis
El presidente del Cermi, Luis Cayo Pérez, es un especialista en el papel que desempeñan los movimientos sociales, y no sólo los relacionados con la discapacidad física, en un contexto como el actual. Denuncia que son los primeros afectados por la crisis en cuanto a los recortes y los últimos en crecer en épocas de bonanza. Cree que la austeridad es un peligro real, pero la solución es reflexionar sobre qué modelo es el necesario.
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