Pakistán

«Mi peor día el de las bombas en la catedral»

El arzobispo de Lahore denuncia la Ley de Blasfemias que se usa para amedrentar y saquear a los cristianos. 

Monseñor Saldanha, presidente de los obispos de Pakistán, ayer en la sede española de Ayuda a la Iglesia Necesitada, en Madrid
Monseñor Saldanha, presidente de los obispos de Pakistán, ayer en la sede española de Ayuda a la Iglesia Necesitada, en Madridlarazon

MADRID- Lawrence Saldanha, arzobispo de Lahore y presidente de la Conferencia Episcopal de Pakistán, cumple 74 años pasado mañana, pero no necesita remontarse mucho en el tiempo para recordar sus peores días como obispo y sacerdote. «Uno de mis peores momentos fue la explosión de las bombas en la catedral de Lahore en marzo de 2008», explica. «Murieron la hija de mi chófer, la madre de mi cocinera y uno de los guardias, gente que yo conocía. Otro día terrible fue el de la matanza de Gojra, el verano pasado, cuando una masa de musulmanes mató a tiros a tres miembros de una familia cristiana y quemó vivos a otros tres, además de destruir sus casas, acusándolos de blasfemia».Sin embargo, el arzobispo Saldanha, que está en España invitado por Ayuda a la Iglesia Necesitada, asegura que «nunca he tenido miedo de que me pase nada. Confío en Dios, me siento seguro en Él, desde luego más que de la Policía, que no hace nada por nosotros», lamenta. El régimen de Pakistán no es activamente anticristiano, pero el islamismo radical es mayoritario entre la población y las autoridades dejan sin castigar sus crímenes. Los cristianos del país se ven acosados, sobre todo, por la Ley de Blasfemias: si un musulmán acusa a un no musulmán de haber blasfemado contra el Corán, Mahoma o Alá, la víctima puede ser castigada o ejecutada. Es muy difícil demostrar la inocencia y, peor aún, cualquier ciudadano tiene licencia para matar impunemente a un blasfemo.Denunciado por su empleado «A un católico le denunció un empleado musulmán para quedarse con sus bienes. Menos mal que pudimos demostrar el falso testimonio. Pero incluso siendo inocente, el acusado al final abandona su pueblo por miedo a represalias», explica el arzobispo. Los obispos católicos y protestantes han acudido tres veces a pedir al Gobierno que retire esta ley, pero las autoridades los ignoran. En el norte, los islamistas siguen el modelo talibán, han destruido más de 300 escuelas para niñas y persiguen el cine y la música.Saldanha habla con satisfacción de los tres españoles que trabajan en su diócesis: «La hermana Jesusa, que es del norte de España, ya tiene 75 años y ha sido una franciscana muy fiel; Pilar Vila-Sanjuán es joven, dinámica y entusiasta, y el padre Miguel es un salesiano joven. Todos hacen un gran trabajo educativo», afirma. Pakistán sólo acepta misioneros si sustituyen a otro que se va. Las religiosas son básicas para mantener sus más de 500 escuelas católicas y sus muchas obras solidarias anexas.