Barcelona
Montilla reivindica la nación catalana en Moncloa
De la Vega destaca la cordialidad de la reunión entre Zapatero y Montilla y el diagnóstico común que comparten sobre Catañuña.
«Razonablemente satisfecho». Así confesó José Montilla abandonar ayer La Moncloa, tras su encuentro con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en el que analizaron, cara a cara por primera vez desde la sentencia del Estatut, sus consecuencias jurídicas y políticas. El jefe de la Generalitat negó acudir a La Moncloa con la intención de suscribir un acuerdo sobre cómo recuperar la letra y el espíritu del Estatut previo al fallo del Constitucional. Aunque por si cabía alguna posibilidad de ello, entregó a Zapatero su «hoja de ruta» en forma de un informe de expertos al servicio de la Generalitat catalana. El «molt honorable» dijo acudir a La Moncloa a hablar de política con mayúsculas y, por tanto, a analizar con el presidente del Ejecutivo el sentimiento catalán de desafección hacia España y lo español generado tras el dictamen del Constitucional. «Se trataba de exponer al presidente de forma comprensible la desafección generada en Cataluña hacia España y, por ende, la necesidad de realizar gestos políticos reparadores de la situación actual. Se trataba de saber si el presidente lo entiende», matizó. Así se lo explicó durante casi dos horas y media de reunión un Montilla preocupado porque su mensaje calara entre la opinión pública.Para despejar cualquier duda del horizonte político español, lanzó, en sede gubernamental, un aviso a navegantes para que nadie se llamara a engaños. Montilla proclamó que «España tiene un problema y que Cataluña tiene un problema», después de la sentencia del Estatut del Tribunal Constitucional, que, a su juicio, rompe el pacto constitucional del 78.Por eso llegó a La Moncloa más que a sellar un pacto fututo para recuperar el acuerdo estatutario previo a la sentencia a sondear si Zapatero comprende o no la envergadura del problema generado por el Alto Tribunal con su dictamen. «Sólo un fuerte impulso político podría superar la desafección y rehacer el pacto estatutario y constitucional», aseguró tras explicar a Zapatero la crisis de confianza creada por la sentencia entre Cataluña y España.En este escenario, el president puntualizó que se abre una nueva etapa en la que para confirmar la solidez política entre las instituciones catalanas y españolas es necesario gestos políticos, sin especificar a cuáles se refería. Y es que, más allá de declarar inconstitucional algunas materias, la sentencia ha generado una desafección entre Cataluña y España que sólo se remedia hablando de política y, por ende, con grande gestos políticos, según reiteró en diversas ocasiones ante los medios de comunicación.Pese a ello, se dedicó a tirar balones fuera para no detallar a qué gesto político se refería y si esperaba uno este viernes de Zapatero, en una conferencia que pronunciará en Barcelona. Eso sí, al finalizar su alocución aseguró no competir con José Bono «a nacionalista. Me ganaría de calle», sentenció de broma saliendo de la sala donde tuvo lugar su comparecencia ante los medios. De esta manera tan gráfica, dejó entrever que había pedido al presidente que pusiera orden no sólo entre las filas socialistas, sino también entre el Gobierno y que todos sus miembros fueran sensibles ante las nuevas circunstancias abiertas en Cataluña por la sentencia del Constitucional.Incluso parafraseando al propio Zapatero declaró «la nación» catalana en sede monclovita y su respeto a la sentencia del Constitucional, aunque dijo que no está por encima de la voluntad del pacto estatutario alcanzado en el Parlament y en el Congreso de los Diputados. Es más, advirtió al Ejecutivo de que el fallo rompe el consenso constitucional del 78. De ahí que insistiera en toda su comparecencia en demandar gestos políticos del Gobierno y del grupo que lo sustenta, que palien, en cierta medida, la desafección generada por el fallo entre los catalanes hacia España.Mientras, el Gobierno, por boca de su portavoz, aseguró respetar la posición de Montilla, que no abordó con Zapatero la reforma de la Constitución, y compartir el diagnóstico. No obstante, Teresa Fernández de la Vega no puntualizó si el Ejecutivo está dispuesto a respetar o no la integridad del Estatut. Pese a ello, se mostró contundente al asegurar la disposición del presidente de Zapatero a desarrollar el texto estatutario desde el respeto a la sentencia y a la Constitución.De la Vega calificó de cordial la reunión e incluso restó intensidad a las declaraciones de Montilla, al puntualizar que España tiene un problema porque Cataluña lo tiene, «como si lo tuviera Andalucía». De esta manera, negó la premisa formulada por Montilla: que España tiene un grave problema tras el fallo y solucionarlo es lo prioritario para no romper puentes con Cataluña. No obstante, dio por sentado de que habrá un calendario en otoño sobre cómo recuperar las cuestiones declaradas inconstitucionales por una sentencia muy abierta.
✕
Accede a tu cuenta para comentar