París
Padre Anselmo: «Que los monjes no hacen nada Han hecho Europa»
Para muchos, es un símbolo digno de extirpar del corazón de Cuelgamuros; para otros, un lugar lleno de solemnidad como pocas abadías del mundo. Con la visita del Papa y un duro invierno a vueltas con la propuesta de conversión en un centro de estudios, nos trasladamos hasta el Valle de los Caídos para hablar con el padre Anselmo
Estilizado, ataviado con un parco hábito negro, gasta voz de tenor, vocalización castellana y profundos silencios. Con un sosiego y una armonía desconocidos en el «mundo civil», nos recibe poco antes de iniciar el culto de «vísperas».
–Un invierno más «frío» que otros en Cuelgamuros, ¿no? Y no me refiero a la climatología.
–A los monjes esas climatologías no nos afectan. Sobre nosotros han pasado muchas estaciones, y siempre han quedado atrás. La vida sigue, desde hace cincuenta años en el Valle, o quince siglos en la orden, mientras que los acontecimientos políticos y sus promotores son ya agua pasada.
–¿Cómo es un día normal en la comunidad benedictina del Valle?
–Dedicamos siete horas a la oración y siete al trabajo, alternando ambos en esa continuidad rítmica del «ora et labora». Cuando se rompe este equilibrio provocamos el desorden que nos envuelve actualmente.
–No todos sabrán por qué los benedictinos, y no otra orden, se quedó en el Valle.
–El Valle se destinaba primordialmente al culto y a la cultura a través del Centro de Estudios Sociales, aunque oficialmente fue clausurado en noviembre de 1982. De ambas actividades era representante tradicional la orden benedictina. Se consideró, además, la conveniencia de que la comunidad que lo habitase fuera estable; se evitaba así la dispersión y el cambio frecuente de sus miembros.
–La «vida contemplativa» queda ya patente en el evangelio: la laboriosidad de Marta, la contemplación de María.
–La acción contemplativa es la que puso en práctica María. De ella dijo el Maestro que había elegido la mejor parte: la más inteligente y eficaz; la que toma a Dios como objeto preferencial de la vida. Lo cual no es un despilfarro de tiempo y de energía, sino la concentración en el todo. ¿Qué no parecen hacer nada los monjes contemplativos? Han hecho Europa. Y han enseñado a los europeos esa laboriosidad de Marta. Ellos transmitieron la cultura del trabajo en unos tiempos y pueblos que lo consideraban tarea de esclavos.
–San Benito es Patrono de Europa. Con la que está cayendo... ¿No deberíamos invocarle más?
–Yo mismo recordaba no hace mucho tiempo, en la primera reunión del Foro San Benito de Europa, las palabras del filósofo Macintyre: «No estamos esperando a Godot, sino a San Benito». También Benedicto XVI lo invoca frecuentemente en un tiempo en que Europa debe renacer de sus cenizas.
–El Papa eligió su nombre en honor a San Benito.
–Es un tema recurrente en su magisterio. En su visita a París, en 2008, ante las representaciones más altas del Estado, la Iglesia y las instituciones culturales, explicó la formación de Europa mediante la oración, el arado y el libro, es decir, gracias al factor espiritual, al trabajo y a la cultura con que los monjes civilizaron el espacio europeo. En cada oportunidad repite que éste es el camino de la nueva resurrección de Europa.
–¿Se sigue celebrando la «fiesta del obispillo?
–Es una tradición medieval que se celebraba el día de los Santos Inocentes. La presencia de coros infantiles en catedrales y monasterios permitía que un día al año festejaran su propia fiesta, en la que uno de ellos vestía en esa ocasión los hábitos abaciales.
–El Papa aprecia el Valle, incluso más que El Escorial.
–En su visita al Valle en 1989 se mostró muy impresionado por la singularidad monumental y la espiritualidad de este lugar, levantado en honor de Dios y en memoria de todos los caídos.
–Algunas voces proponen la demolición de la basílica y el desmantelamiento de la Cruz.
–Me resisto a creer que hayamos alcanzado la conjunción de odio y barbarie que serían necesarios para una acción de esta naturaleza. El futuro no pertenece a los hombres, sino a Dios.
–Nunca se entiende que la presencia de su comunidad es la de orar por los muertos en la Guerra Civil promoviendo un espíritu de reconciliación.
–Es que algunos no saben leer. Los textos, las piedras, la historia, son suficientemente explícitos en cuanto al mensaje y en cuanto a la voluntad de reconciliación.
–El ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, dice que ustedes podrían quedarse, pero que es incompatible un uso del templo con la presencia de los restos de Franco.
–Desconozco si alguien ha hecho esa afirmación. Pero sólo la Iglesia ejerce libremente sus poderes y funciones en los lugares sagrados.
–Por cierto, ¿se puede «desacralizar» un templo sacro?
–Sólo en los casos en que ha sido destruido en gran parte o destinado a usos profanos.
–¿En qué estado se encuentra La Piedad?
–A la espera de su restauración in situ, se encuentra envuelta en una doble malla protectora. Como las restantes imágenes del Valle hechas en granito de Calatorao, podría necesitar un serio estudio.
–Pocos saben que la cúpula de la basílica tiene poco menos diámetro que el Vaticano.
–No en el diámetro, sino en la altura, es algo inferior a la de San Pedro por respeto a la primera iglesia de la cristiandad.
–Los 33.000 restos mortales que hay incluso la memoria histórica comprobó que era imposible identificarlos... Aunque usted habla de 60.000. Entre ellos, su padre (fusilado por republicanos), su hermana (muerta por una bomba «sublevada») y un tío (delFrente Popular)...
–Acerca de la identificación, ha habido ya un pronunciamiento por parte de los expertos y del Ministerio de Presidencia. En cuanto al número de enterramientos, la cifra más abultada corresponde a las estimaciones hechas en su momento por los encargados del transporte de los restos. En su opinión, el número real era bastante superior al que figuraba en los registros.
–Como benedictino, cada uno podría irse donde quisiera... pero ¿resistirán?
–Siguiendo a San Pablo, decimos con humildad: «Si Dios está con nosotros, ¿quién podrá contra nosotros?».
–Cuando se habla de la cruz como de una espada clavada en el corazón de España...
–Recuerdo haber leído esta frase por primera vez en 1956, en la revista francesa «Esprit», de la pluma de un exiliado español. Lo importante de la Cruz de Cristo no es quién la levantó, sino lo que ella simboliza para el mundo. La Cruz nunca hiere, sino que sana; nunca separa, porque es el encuentro de los opuestos.
–¿Se continúa celebrando el funeral el 20-N?
–Sí, por Franco y José Antonio, pero el 3-N se celebra el de todos los caídos.
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