Estreno

«Infierno blanco»: En compañía de lobos

Director: Joe Carnahan. Guión: Joe Carnahan e Ian MacKenzie Jeffers. Intérpretes: Liam Neeson, Frank Grillo, Dermot Mulroney, Dallas Roberts. USA, 2012. Duración: 117 min. Aventuras

«Infierno blanco»: En compañía de lobos
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«Infierno blanco» se enmarca en la vieja tradición de la ficción de supervivencia, en la que el hombre debe enfrentarse con esa Naturaleza hostil, más grande que la vida, que le obliga a lidiar con sus peores miedos. Joe Carnahan se preocupa por que cada personaje cargue con una mochila llena de traumas, como si el tono grave y apesadumbrado del conjunto compensara la presunta ligereza de una historia de aventuras que habría hecho las delicias de Jack London. El rostro cariacontecido de Liam Neeson rima con las angustias de un puñado de hombres duros que, al amparo de una hoguera, confiesan sus problemas, sus defectos y sus querencias cuando sienten que la muerte les ha tendido una trampa. Los momentos discursivos son, de lejos, lo peor de «Infierno blanco»; los que, en fin, demuestran que Joe Carnahan no confía demasiado en la historia que cuenta.
¿Cuál es esa historia? Media docena de trabajadores de una compañía de petróleo son los únicos supervivientes de un accidente de avión que les deja en medio de algún lugar de Alaska. Su peor enemigo no es el frío, que también, sino una numerosísima manada de lobos. Carnahan no pierde tiempo en convertirlos en una amenaza. Aparecen de repente, en la oscuridad, o sesgados, entre la niebla. Neeson es el especialista lupino, y se encarga de informar al espectador, como una Wikipedia andante, de sus sangrientos hábitos de caza. Si «Infierno blanco» tuviera un solo protagonista, careciera de diálogos y desarrollara un clímax que Carnahan prefiere escatimarnos, sería una gran película de aventuras de corte clásico. La pena es que quiere ser un thriller existencial, y Carnahan no da la talla.