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La comunidad judía en España denuncia «una nueva judeofobia»

«No temo tanto el retorno de los fascistas con la máscara fascista como el retorno de los fascistas con la máscara de los demócratas». En esta frase del filósofo alemán Theodor Adorno se ha sustentado el Tercer Seminario Internacional sobre Antisemitismo, celebrado ayer en Madrid y que finalizará hoy por la tarde.

La Razón
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Y es que expertos españoles e internacionales creen en la aparición de una «nueva judeofobia» originada, principalmente, en el conflicto de Oriente Medio y que no se muestra de forma explícita.

Estrella Israel, profesora de Comunicación de la Universidad de Navarra, sostiene que «este antisemitismo se potencia con los titulares de los medios de comunicación, claramente antisemitas. Su influencia en la gente se percibe en el contenido de las páginas web». Por ejemplo, en nuestro país, www.boicotaisrael.com –con más de 880.000 entradas–. Una de las 400 que existen en la red. Ilegalmente. España tiene hasta el día 28 de este mes para modificar su Código Penal y adaptarse a la Decisión Marco que hace dos años determinó la UE en relación a la lucha contra formas de racismo y xenofobia. Como el castigo «a la incitación pública a la violencia o al odio dirigido contra un grupo de personas», o «la negación de los crímenes de genocidio». El Tribunal Constitucional anuló recientemente la expresión «nieguen» del artículo 607 del Código Penal, considerando que la negación del Holocausto es una cuestión de opinión.

En España apenas viven 40.000 judíos. El 0,1% de la población. Y representan el tercer prejuicio de los españoles, por detrás de gitanos y musulmanes. Según el estudio elaborado por la organización estadounidense Pew Research en 2008 nos identificamos como uno de los lugares más antisemitas de Europa, por delante de Rusia y Polonia. Si nos remitimos al informe que realizó el Ministerio de Educación el mismo año, un 57% de los adolescentes muestra rechazo hacia el judaísmo.

Eva Leitman–Bohrer, miembro de la Fundación Violeta Friedman, lo siente. Vive en España desde hace medio siglo. «Cuando voy al mercado y compro dátiles nunca viene indicado que son israelíes. Se lo pregunté al frutero y me respondió que nadie los compraría. Es una discriminación indirecta». ¿Nueva judeofobia?