Vancouver

Para niños sin reparos

Álex Colls dirige «La tropa de trapo» para un público de entre 3 y 5 años

El director, con algunos de los muñecos que forman parte de su tropa
El director, con algunos de los muñecos que forman parte de su tropalarazon

Colls lidera una pequeña tropa formada por dos perros: una chihuahua mexicana y un carlino bonachón, que campan a sus anchas por el jardín, un vergel en mitad del cemento de Madrid donde viven hace poco más de un año, tiempo que hace que se trasladaron a la capital. Mañana se estrena «La tropa de trapo en el país donde siempre brilla el sol», su primera película como director y cuyas aventuras ya se han podido leer y ver en una serie de televisión de poco más de 50 episodios para Cataluña y Galicia: «Nos quedaba el largometraje, y aquí está, un proyecto en el que llevamos trabajando dos años y medio». Colls aún no tiene hijos, pero es el pequeño de siete hermanos y tío de catorce sobrinos: «Digamos que tengo cierta experiencia con los más pequeños», comenta.


Con la maleta a EE UU
A los 17 años se marchó a estudiar a Estados Unidos Psicología (que nunca ha ejercido) y Económicas, aunque entre medias se cruzaron el marketing, la informática y un Master en 3D que empezó y acabó en Vancouver. Un bagaje amplio, reconoce, para colocarse detrás de la cámara y guiñar el ojo a los más pequeños: «De los niños siempre me ha llamado la atención que se lo tragan todo y después eligen. Pueden ver un episodio en televisión una y otra vez y no cansarse. Lo que nosotros les ofrecemos es una peliculita para niños entre 2 y 5 años, la primera que me hubiera gustado ver a mí en el cine y quiero que salgan de la sala precisamente diciendo eso: ‘‘Ésta es mi primera película"». Lo afirma con todo el cariño, y luego asegura que «no somos Pixar, ni lo pretendemos», afirmación que apoya en cifras cuando habla del presupuesto, «1,8 millones de euros, unas 300 veces menos que ‘‘Toy Story 3'', aunque salimos con 91 copias en España». Colls echaba en falta una película para niños de verdad, «porque las de animación americanas son para los padres, no nos engañemos, de ahí que hayamos tenido en cuenta la duración, 73 minutos. Ellos tienen otro tipo de necesidades, por eso hemos pensado en los colores suaves, en las telas que recuerdan a las de cuando éramos pequeños, como el mantel de Vichy, el estampado de florecitas, la lana verde», explica. Se trata también del primer filme español de animación rodado en 3D estereoscópico. La respuesta de por qué la tiene clara: «Es la moda y el tema de las ventas internacionales resulta clave. Además, la sensación no es que el dibujo se escape de la pantalla, sino que dota a la película de profundidad, estamos ante un 3D que no marea». Aunque reconoce que no cree que «vayamos a reventar la taquilla con esta película», ya se prepara para abordar una continuación, que transcurrirá en la selva del arco iris.


Sin buenos ni malos
Está cerca del público infantil y conoce sus resortes. «El niño es fiel, pero no tonto, sabe abandonar a tiempo cuando no obtiene lo que demanda», comenta. Colls deseaba ver traducida a las tres dimensiones «unas aventuras blancas en las que no hubiera malos, ni sangre, ni venganza, ni tiros. Y creo que lo hemos conseguido», dice. «La vaca Múmu se siente tentada en un momento dado por una pandilla de ovejas muy glamourosas y decide seguirlas, pero no va más allá», señala sin querer entrar en el argumento del filme. Para el doblaje se hizo un cásting en Galicia por el que pasaron un montón de niños: «Son sus voces y por alguna siento debilidad». Atentos a la del osito verde, de cine.