Estados Unidos
A la americana
La semana pasada decía que a Europa le quedaba decidir entre suicidarse a la americana o a la japonesa. Ha decidido hacerlo de la primera forma. La verdad es que ya no quedaban alternativas deseables, y de las posibles, eligieron para variar una de las mejores, pero este nuevo rescate tendrá consecuencias no deseadas y, si bien alivia la liquidez de los países bajo mayor estrés, no soluciona sus problemas de crecimiento y sólo a través de la inflación solucionarán sus problemas de solvencia.
El camino elegido ha sido previsible, el de socializar la pérdida de la deuda griega, y traspasar el problema a futuras generaciones, algo que es sin duda la vía preferente de los actuales dirigentes mundiales.
Esto se hace generando inflación, el más corrosivo de los impuestos para la clase trabajadora, que permite pagar la deuda actual con una moneda muy depreciada en el futuro. Se hace así porque esta vía se supone mejor a la alternativa, dejar que cada palo aguante su vela y caer quizá en una espiral de deflación como la experimentada en Japón en los últimos 25 años.
Pero, ¿dónde están mejor, en Japón o en Estados Unidos? Los ricos sin duda están mejor en América, donde las políticas inflacionistas de Gobierno y Reserva Federal hacen que sus activos valgan cada día más, pero ¿los demás? Seguramente mejor en Japón, donde la tasa de desempleo no llega al 5% y la gente mantiene un nivel de vida muy aceptable.
¿Es tan malo acaso que bajen los precios? ¿Es mejor que suban? En España hemos visto cómo en el último trimestre la tasa de ahorro cayó al 6% desde casi un 20% hace un año; no lo ha hecho porque la gente se haya lanzado a invertir y consumir, sino porque ha subido el coste de la vida al mismo tiempo que bajan las rentas, que es exactamente lo que nos espera en adelante en caso de seguir con estas políticas.
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