Ciudad Lineal

«Tuve miedo pero no lo dudé había que salvar al bebé»

«Tuve miedo pero no lo dudé», dice en una entrevista a LA RAZÓN Ceferina Cuesta, la médico del Samur que practicó la cesárea a Rocío Piñeiro, la mujer muerta a tiros en una iglesia de Madrid. Su asesino dejó una nota que decía: «Tengo el demonio detrás». La Jefa de Guardia del Samur recibirá la medalla al mérito social.

Ceferina Cuesta, Jefa de Guardia del Samur, fue la encargada de practicar la cesárea de urgencia a la mujer fallecida
Ceferina Cuesta, Jefa de Guardia del Samur, fue la encargada de practicar la cesárea de urgencia a la mujer fallecidalarazon

MADRID- Los médicos de urgencias saben de antemano que se enfrentan a situaciones complicadas y extremas, en las que una decisión tomada en un segundo y sobre la marcha puede salvar una vida. Es fácil contarlo, pero en la práctica hay que ser una persona sosegada y eficaz al mismo tiempo. Eso es precisamente lo que transmite Ceferina Cuesta, la Jefa de Guardia del Samur que salvó la vida a Álvaro, el bebé que llevaba en las entrañas la mujer asesinada por un perturbado. Aunque lo realmente importante en Ceferina es el bagaje profesional que tiene a sus espaldas. Lleva en el Samur desde que éste se creó, en 1991 y, después de 20 años, ha vivido todo tipo de experiencias de máxima tensión. Cesáreas ha practicado «unas cuantas» pero, claro, en la comodidad del quirófano de un hospital limpio y con todo el material necesario a mano. También ha asistido a partos en la calle o en la misma ambulancia, pero nada que ver con lo del jueves El jueves fue la primera vez que esta mujer practicó una a una persona ya fallecida y lo hizo en el frío suelo de una iglesia de Madrid.

«Una vez que sabíamos que ya no se podía hacer nada por salvar a la madre, no hay mucho tiempo. La mujer ya estaba a término, de 40 semanas, así que no había mucho que pensar», afirma. Y es que es ella, como Jefa de Guardia, precisamente la encargada de dar las instrucciones necesarias para que su equipo actúe. Reconoce que cuando pronunció las palabras «vamos a practicar cesárea» los compañeros la miraron «un poco asustados» por la situación. Sin embargo, como buenos profesionales que son, se pusieron manos a la obra y todo se desarrolló en menos de cinco minutos. Al contrario de lo que pueda parecer, la técnica, según explica la médico, es, lamentablemente, más rápida y sencilla que si la mujer está con vida. «Basta con hacer una incisión amplia y sacar al niño, con mucho cuidado pero cuanto antes». ¿Lo necesario para realizar esta intervención? Según la experta: «Bisturí, aspirador... y poco más». Asegura que, el tratarse de una persona fallecida, se centran única y exclusivamente en el bebé. «Al estar sin vida, el cuerpo de la madre no sangra tanto y no hay que pensar por dónde se hace la incisión. Eso agiliza la cesárea», asegura.

La parte más negativa de este «milagro» enmarcado en una tragedia como la que sucedió el jueves en la parroquia Santa María del Pinar es la frágil salud del bebé. Según Ceferina, las primeras 72 horas son vitales, sobre todo porque el pequeño nació en parada cardiorrespiratoria. Fueron los sanitarios del Summa los encargados de su reanimación y su traslado a la Unidad de Neonatos del hospital de La Paz.

Una vez concluida la cesárea, los facultativos le reanimaron al tiempo que le intubaban y establizaban. La ambulancia de neonatología ya estaba preparada en la puerta de la iglesia y los sanitarios sacaron la incubadora transportable y la metieron en una UVI. El bebé fue trasladado hasta la incubadora y, bajo un colchón de vacío –para que el recién nacido vaya almohadillado y bien sujeto–, le trasladaron con sumo cuidado (a escasos 20 kilómetros por hora) al centro hospitalario. La incubadora, además, iba a una temperatura baja para evitar daños cerebrales en la frágil salud del niño. La labor de estos profesionales, dentro de este horrible suceso, ha sido encomiable.


Un «milagro» que irá al Pleno
El «milagro» de la doctora Cuesta con el pequeño Álvaro será premiado con la medalla al mérito social. El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, decidió ayer proponer al Pleno del próximo mes de octubre galardonar a la doctora del Samur-Protección Civil que logró salvar al bebé de Rocío Piñeiro, la cual murió de un disparo cuando asistía a la celebración de una misa en el distrito de Ciudad Lineal. La intención del regidor es que la Corporación conceda la Medalla al Mérito Social a Ceferina Cuesta, que fue quien dirigía la operación sanitaria y quien decidió practicar la cesárea de urgencia a la mujer, estabilizando después al recién nacido y logrando su reanimación antes de que fuera trasladado a la Unidad de Neonatología del Hospital de La Paz, informaron desde el Ayuntamiento de Madrid.