Guerra en Irak
El tirano a sus captores: «Tened clemencia»
El misterio todavía rodeaba ayer las circunstancias y las causas de la muerte de Gadafi, más de 24 horas después de que la imagen de dictador moribundo diera la vuelta al mundo.
Las distintas fuentes que supuestamente tuvieron acceso al cuerpo señalan que el coronel murió por un disparo de bala en la cabeza, en el pecho e incluso en el estómago. Lo que no queda claro es cómo recibió dichos disparos y quién le disparó. Un miembro del Consejo Militar de Misrata explicó ayer a LA RAZÓN que Gadafi «ya tenía heridas en la cara cuando lo capturamos». La versión más verosímil es que el tirano resultó herido en el bombardeo de la OTAN contra el convoy en el que él y sus fieles intentaban huir de Sirte por el oeste tras la toma de la ciudad por las tropas rebeldes. Él sobrevivió y se refugió en una alcantarilla a un centenar de metros de distancia del lugar del ataque. En las nuevas imágenes del tirano con vida, se le ve con la cara ensangrentada, sin fuerzas mientras es zarandeado y humillado por los rebeldes, que disparan al aire al grito de «dios es el más grande». Alguno dice «lo queremos vivo», mientras Gadafi intenta convencerlos de que lo que hacen viola las leyes islámicas.
La versión oficial del Gobierno libio, ofrecida por el «premier» Yibril, es que Gadafi fue víctima del fuego cruzado entre sus hombres y los rebeldes una vez que fue descubierto. Una versión avalada a este periódico por Mohamed Mashdub, comandante de un batallón de Misrata, que lideró la ofensiva contra Sirte desde el oeste, la Cirenaica. La ciudad fue la que más sufrió la brutalidad del sátrapa durante la guerra, asediada durante dos largos meses de los ocho de batalla, en los que las tropas gubernamentales bombardearon a la población civil indiscriminadamente y cortaron los suministros de agua, luz y alimentos. Los combatientes de Misrata han sido ahora los que han acabado finalmente con Gadafi. «Somos los de Misrata», le recordaron sus captores. «¡Tened clemencia! ¿No conocéis la clemencia?», les suplicó el tirano antes de que perdiera la conciencia, tal y como documentan las imágenes grabadas por los rebeldes con sus teléfonos móviles. Abdalá, un joven que participaba en la batalla de Sirte el jueves, explicó a LA RAZÓN que no se esperaban en absoluto encontrar a Gadafi en esa localidad: «Fue una sorpresa, aún no me lo creo». «Es el día más feliz de mi vida», aseguró, mientras en Misrata seguían las celebraciones por la venganza más dulce que podía saborear la ciudad mártir.
Explotación petrolera
La caza y captura de Gadafi mejora las expectativas del sector petrolero después de ocho meses de práctica paralización. Libia había alcanzado la cifra de 1.600.000 barriles diarios antes de que estallara la revuelta popular. Una circunstancia que forzó la salida de las multinacionales que operaban en el país. En agosto se reactivó la producción y las compañías esperan regresar pronto.
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