España
«Los peajes deben extenderse a todas las autovías y a todos los vehículos»
Juan Lazcano / Presidente de la Confederación Nacional de la Construcción
- ¿Se nota ya el recorte de 5.700 millones de euros de inversión en obra pública?
– Ya está teniendo repercusión en términos de empleo y de actividad. Nosotros ya damos por amortizado el impacto de 2010. La esperanza era que los Presupuestos de 2011 sirvieran para paliar la situación, que el Gobierno aplicara el catón del crecimiento, que es la inversión y el gasto productivo, pero no ha sido así.
– Algunas estimaciones hablan de que el sector quedará reducido a la mitad tras la crisis.
– Es difícil cuantificarlo. Si todas las administraciones no comprenden que hay que mantener un cierto nivel de inversión, claro que va a desaparecer un número importante de empresas. Algunas tendrán capacidad para salir al exterior, aunque muy pocas.
– Se vende la internacionalización como una de las soluciones, pero sus efectos sobre el empleo en España son muy limitados.
– Cuando una empresa sale fuera, engorda su cuenta de resultados y puede luego reinvertir parte de ellos en España y generar empleo. Pero el impacto inmediato es mínimo.
– Otra de las soluciones del Gobierno para paliar el recorte es el Plan Extraordinario de Infraestructuras. ¿Cómo va?
– La respuesta la tendremos cuando veamos la concurrencia de ofertas a la primera licitación. Sólo hay que acertar con el proyecto y su rentabilidad. Con ese acierto, estoy seguro de que el PEI será un éxito.
– Por si el sector no tuviera suficientes problemas de liquidez, ahora los ayuntamientos tendrán limitada su capacidad para pedir créditos a partir de 2011.
– Las entidades locales tienen en este momento contraída una deuda con el sector de la construcción de unos 20.000 millones de euros. Y esta nueva limitación nos preocupa. Ya no tanto por la deuda constructora, sino por la deuda de los servicios. Hay empresas que ya no pueden seguir recogiendo la basura en ayuntamientos importantes, y eso sí que es un gran problema porque tiene un impacto directo sobre la ciudadanía.
– Hay quienes dicen que en España se están haciendo ya infraestructuras innecesarias.
– Es verdad que este país se ha dotado de unas infraestructuras importantes, pero también lo es que eran necesarias ¿Nos tenemos que parar ahora? Sería un disparate. Primero, porque lo que tenemos, si no queremos que sus costes de reposición sean cinco veces superiores a los de primer establecimiento, tenemos que mantenerlo, y eso requiere una inversión adecuada. Segundo, porque esas infraestructuras van a necesitar modernizarse. Y tercero, porque tenemos que seguir haciendo inversión nueva porque este país todavía requiere de cierta estructuración.
– Se ha puesto sobre la mesa la idoneidad de gravar con un impuesto, conocido como euroviñeta, el transporte por carretera. ¿Cómo está este asunto?
– El sistema de que el que usa paga es el más justo. Es un asunto que está en la cabeza de las autoridades y su aplicación es sólo una cuestión de oportunidad política. Con la crisis, se ha puesto sobre la mesa no sólo en España, sino en todos los países de Europa. Todos los ministros de la Unión Europea, salvo el sueco, son partidarios de aplicarlo.
– ¿Está justificado el rechazo frontal del transporte?
– Se ha creado una alarma infundada. Plantear la euroviñeta como un daño a este sector es injusto porque puede salir fortalecido. Como han hecho los alemanes, habría que reinvertir lo obtenido con las tarifas en la conservación de la red y en la mejora de su capacidad y del transporte. Creo que hay que empezar a trabajar en su implantación, porque no vamos a tardar menos de tres años en aplicarlo.
– ¿Es factible implantar el modelo francés de peaje en las vías de alta capacidad para todos los usuarios?
– En el pasado habría sido mucho más controvertido. Nosotros creemos que se debe extender a todo tipo de vehículos la tarificación por uso basada en el concepto de lo que cuesta conservar la red. No vale lo de que ya la hemos pagado. Eso es verdad, pero conservarla es algo que se extiende a varias generaciones. Y el único modo de hacerlo es pagar, porque los Presupuestos no dan para más y, si no, habría que sacar el dinero de otras partidas que al final atacarían las políticas del bienestar. Es aconsejable que se extienda. Es un sistema justo.
«Díaz Ferán ha visto frustrada su vocación»
– ¿Ha pensado en presentarse a la presidencia de la CEOE, como apuntan algunas quinielas?
– Me halaga que se hable de ello por lo que representa para el sector, pero no tengo pensado presentarme. Lo que estoy es vigilante para que el presidente que salga sea fruto del consenso, que emerja con un apoyo integrador importante y no se le pueda atacar desde el ámbito empresarial pero tampoco desde el de las ideologías políticas. El presidente de la CEOE debe tener esa vitola de consenso, integración e independencia.
– ¿Había perdido Díaz Ferrán estas cualidades hace tiempo?
– Él ha dado el paso y ha considerado al convocar las elecciones que, externamente, sí había ese sentimiento, aunque el internamente no lo pensara así. Y en ese sentido, ha habido un punto de generosidad por su parte al entender que las organizaciones empresariales teníamos una cierta presión en cuanto a que sus vicisitudes personales no eran las más adecuadas para presidir en este momento la CEOE. Y yo alabo la actitud que ha tenido y esa reflexión que ha hecho y que le ha conducido a convocar elecciones.
– ¿Tardó tal vez demasiado en darse cuenta de que los problemas de sus empresas estaban afectando a la imagen de todos los empresarios?
– No sé si ha tardado mucho. Si uno se pone en su lugar, hay que comprenderlo. Él ha transformado la CEOE porque la ha hecho más transparente, ha hecho comisiones más activas, hizo un plan estratégico… Ha sido un presidente valiente. Él ha visto frustrada su vocación. Él tenía la vocación de presidir la CEOE y es humano. ¿Ha tardado mucho o poco tiempo? El que ha tardado en darse cuenta de que la situación se le había ido de las manos.
– ¿Puede haber una guerra de varios candidatos que dañe a la organización?
– Me gustaría que no hubiese cuatro o cinco candidatos. Podría buscarse un candidato de consenso. Y no necesariamente tendría que ser un vicepresidente. Podría ser un miembro del consejo o de la junta directiva.
✕
Accede a tu cuenta para comentar