Ministerio de Sanidad
Aborto: historia de un desmadre padre por Sergio ALONSO
La nueva Ley del Aborto viene a confirmar que el Sistema Nacional de Salud (SNS), con el Ministerio de Sanidad a la cabeza, se ha convertido en el desmadre padre y en un choteo permanente. Al margen de la conformidad o no con la norma desde un punto de vista ideológico y hasta moral, la actuación oficial en torno a esta reforma legal arroja datos sorprendentes.
Sorprendente es, por ejemplo, que los consejeros de Salud autonómicos no tuvieran noticia de la misma más que a través de los medios de comunicación, y que fueran informados en cambio de los dos decretos que la desarrollan en el Pleno del Consejo Interterritorial. También lo es la carta enviada a toda prisa por el número dos de Trinidad Jiménez a las comunidades, apremiándolas a notificarle las actuaciones que habían desplegado para ejecutar la ley a partir de su entrada en vigor, el 5 de julio. Sorprendente, porque Martínez Olmos apela incluso a la Alta Inspección, función que Sanidad ha renunciado a ejercer durante ésta y la pasada legislatura pese a existir hechos graves que bordean la legalidad, como la decisión de algunas autonomías de transferir fármacos de las farmacias al hospital, modificando así su estatus, o la medida adoptada en el País Vasco por la que se coarta a los médicos la prescripción de cuatro medicamentos de marca que fueron autorizados previamente por el Ministerio.
Pero no es sólo eso: premura a la hora de exigir la documentación, cortapisas a la siempre amparable objeción de conciencia de los médicos, improvisación en torno a los datos que han de incluir las autonomías en los sobres informativos que reciben las mujeres, desacato de algunos feudos a la norma... La cohesión, en fin, brilla por su ausencia en el SNS.
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