Murcia

OPINIÓN: Minerías

La Razón
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En la Región de Murcia tenemos uno de los repertorios flamencos más importantes, variado y valorado, aunque no siempre los profesionales del arte jondo lo llevan en sus actuaciones (en el mejor de los casos uno o dos palos de esta extensa gama) debido a su dificultad casi de canción lírica: cartageneras, mineras, tarantas, tarantos, levanticas, fandangos mineros, con sus múltiples variantes, son un patrimonio fundamental dentro de ese patrimonio de la humanidad que ahora es el flamenco en su conjunto.
El Festival de La Unión, al nacer en 1961, jugó un papel esencial (y sigue jugándolo) para sacar del olvido estos estilos que décadas antes habían sido cantes fijos dentro de lo que se llamó la Ópera Flamenca. Sin embargo, otra cosa es que luego –insisto, por su dificultad- los profesionales reflejen esa riqueza en sus recitales. Era necesario, para que algunos de estos estilos no entraran en un peligroso olvido, un canon –no en el sentido policial, para imponer unas determinadas maneras de hacerlos- en el que quedaran registrados en disco. Es lo que ha hecho ahora, con enorme profesionalidad, maestría y acompañado de una nómina increíble de guitarristas –desde Cañizares a Serranito, pasando por su hermano Carlos- el cantaor de la familia Piñana.
Hay buenos artistas flamencos en la Región. Por ejemplo, la jovencísima bailaora Cynthia Cano, que por cierto, en su último espectáculo, baila un magistral taranto –el único estilo minero bailable-. Un espectáculo discutible en su concepción pero que muestra ya en su baile una madurez milagrosa para su edad. Hay que seguirla con mucho interés a partir de ahora. Enhorabuena a ambos.