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Mozah de Qatar reina del Barça

A Rania, la reina de Jordania y de las listas de las féminas más bellas y con más estilo del mundo, le ha salido una competidora: Mozah de Qatar. Tiene 50 años, una piel envidiable y un armario por el que la propia esposa de Abdala II mataría

REINA DEL BALÓN: La «jequesa» viajó a Londres para apoyar la candidatura mundialista de Qatar 2022
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Además, gracias a los últimos acuerdos a los que ha llegado el emirato que gobierna su marido el jeque Mohamed bin Rashid Al Maktum, siete años mayor que ella, es la nueva diva del balón. Qatar organizará el Mundial de fútbol en 2022 y desde esta semana el árbol de la sidra, símbolo de la fundación que dirige, aparecerá junto a Unicef en la camiseta del Barça.

«Her Highness», como la denominan sus súbditos, es la segunda esposa de Al Maktum, madre de siete hijos, y rivaliza en belleza con Carla Bruni, a pesar de ser mayor que ella. Su carisma la ha convertido en una de las figuras más relevantes del Golfo Pérsico. A través de Qatar Foundation lidera las reformas progresistas de su país, ya que organiza actividades y ofrece becas para que los jóvenes puedan disfrutar de una educación allende sus fronteras. Presta especial atención a las mujeres, ya que el machismo que predomina en los países musulmanes les impide realizar las mismas labores que los hombres. Por eso, Mozah se ha convertido en una abanderada de la causa feminista. Ha impulsado varias reformas educativas, gracias a las que ha conseguido cierta equidad entre hombres y mujeres. Por su labor ha sido distinguida como doctor honoris causa en varias universidades estadounidenses, la de Georgetown entre otras, y es miembro permanente de la Academia de Bellas Artes del Instituto de Francia, en París.

La nueva Jackie O
Hija de un rico empresario, Mozah se graduó en Psicología por la Universidad de Qatar y continuó sus estudios en Estados Unidos. Como muchas de las mujeres que reinan hoy, su origen plebeyo no le impidió contraer matrimonio con el jeque, al que conoció en un avión cuando se dirigía a un congreso. Como un cuento de hadas moderno, tuvo que transgredir las rígidas reglas de la realeza árabe para convertirse en su segunda esposa. Su rebeldía, unida a su intensa labor social, la ha convertido en una de las mujeres más detestadas por los hombres de su país, y más aplaudidas por las jóvenes. Pero, sin duda, lo que ha traspasado fronteras no sólo han sido sus discursos fervientes en la sede de la ONU o en diversos foros internacionales, sino su cuidado estilismo. Como es normal en la mayoría de los países del Golfo, donde el petróleo y el dinero desborda, Mozah no escatima en trajes, joyas y zapatos. En 2000, por primera vez, los medios de comunicación qataríes difundieron imágenes de la jequesa. Aquel gesto fue toda una revolución para la sociedad árabe.

Dior, Chanel, Gaultier y Armani son sus firmas fetiches y cada una de sus apariciones en público es motivo de debate entre estilistas y blogueros. La Prensa inglesa no dudó en citarla en sus crónicas tras su paso por Londres, el pasado mes de octubre. Durante la visita oficial, sus «looks» fueron un reflejo de los más de 2.000 millones de euros de patrimonio que posee su tierra, es decir, su esposo. Uno de los diseñadores más prestigiosos del país anglosajón, Julien Macdonald, se refirió a ella como «la nueva Jackie O. Es la mejor embajadora de la realeza», apuntó. Siempre con un pañuelo que le cubre casi todo el pelo, tan sólo deja al descubierto un representativo mechón gracias al que imaginamos la morena cabellera que luce en privado, la monocromía es uno de sus distintivos, opta por diseños de alta costura, pero de tonos planos que en numerosas ocasiones recuerdan al estilo de la primera dama framcesa. Tanto Carla como Mozah han vestido un traje largo gris de alta costura, de la «maison» francesa Dior. Eso sí, la jequesa le añadió los accesorios reglamentarios de una mujer árabe, unos guantes y el velo.

Tacones de hielo

Durante su estancia en Gran Bretaña, Mozah no dejó de sorprender. Visitó el Parlamento con un traje de chaqueta verde a rayas también de Dior y, esa misma noche, deslumbró a los comensales que acudieron al banquete organizado por la Reina Isabel II en el Palacio de Buckingham con un Valentino rojo. Pero, sin duda, el gran revuelo lo causaron las botas Karl Lagerfeld creó para Chanel, con las que impactó en la oficina del Príncipe Carlos en Clarence House. La qatarí acostumbra a lucir modelos de Christian Louboutin, pero en esta ocasión optó por unas botas de pelo sintético con un altísimo tacón que imita la forma de un iceberg. Es una de las apuestas del modisto para esta temporada con la que busca reivindicar el problema del calentamiento global. Su precio supera los mil euros.

Su belleza también se ve reforzada por las impresionantes joyas con las que completa sus estilismos. Chaumet y Cartier son dos de sus firmas favoritas y, aunque suele optar por diseños discretos, pendientes de perlas y sortijas con zafiros y esmeraldas, el collar de diamantes con forma de serpiente que subrayó su largo cuello en la última cena a la que asistió en Londres, no pasó desapercibido.

Pero Mozah no sólo viste de los mejores modistos y compra en las joyerías más «chic», también disfruta en el «Maracunda», un impresionante yate de 53 metros de eslora en el que viajó el pasado verano al Sha Wellness Clinic. Una clínica de salud y bienestar de Alicante a la que acudió para combatir las migrañas que sufre. Los tratamientos de este centro rondan los 2.000 euros y las habitaciones deluxe en las que se alojó, los 450 la noche.