Hamburgo
Antonio López: «Estábamos muertos»
El Atlético de Madrid inició los festejos del título logrado anoche en la final de la Europa League, ofreciéndole la copa a la Virgen de la Almudena, patrona de la capital, en un acto que tuvo lugar en el Catedral madrileña. [Vea las imágenes del paseo triunfal del Atleti]
Madrid- «Se me subían los gemelos. Estábamos muertos, pero más muertos estaban ellos», confesaba Antonio López con la alegría de ser campeón de Europa. El capitán del Atlético de Madrid, el primero que recibe un trofeo como ése en 48 años, estaba orgulloso de lo conseguido. Por eso no se separaba de la Copa. La paseó por todo el avión para que todo el pasaje se pudiera fotografiar con el trofeo. Y todos tienen ya su estampa con la Liga Europa. Aficionados, familiares y periodistas. Sólo los que estaban dormidos perdieron su oportunidad.Algunos estuvieron a punto hasta de perder el vuelo. Como uno de los periodistas que viajaban con el equipo. La «espectacular» organización del viaje le había facilitado una tarjeta de embarque de Iberia para un vuelo de Air Europa. Consiguió llegar a tiempo a un vuelo que salió con más de dos horas de retraso y que por fin pudo aterrizar en Madrid a las siete de la mañana.Mientras, miles de aficionados rojiblancos esperaban su turno en el aeropuerto de Hamburgo. Sólo tres de los vuelos chárter salieron en su horario. El resto sufrieron retrasos de hasta cinco horas, lo que provocó algunos incidentes en la zona comercial del aeropuerto, demasiado pequeño para acoger tanta demanda. Sin embargo, los alemanes no renunciaron a su habitual pauta de comportamiento. Aunque el vuelo del club pudo acceder a las puertas de embarque por un puesto de control especial, cada micrófono o cada cámara de televisión eran registrados como si fueran armas de destrucción masiva. El atasco iba en aumento, pero la única indignación de los alemanes era porque no entendían las prisas de los españoles y que no les apeteciera respetar todos los trámites por llegar pronto a casa.Dentro del avión, la atracción, como en la ida, era Orsi Feher, la modelo húngara y novia de Quique Sánchez Flores. Pero el cansancio podía más que la belleza de Orsi. Ni siquiera el pequeño Benjamín Agüero pudo resistir los retrasos. Al embarcar le quedaban todavía energías para saltar y gritar. Bajaba del avión dormido en los brazos de su madre, Giannina Maradona, como siempre, acompañada por la abuela de la criatura, Claudia Villafañe.Algunos de los futbolistas, como Paulo Assunçao y Salvio, abandonaron sus puestos de privilegio en el avión para pasar más tiempo con sus familias. El portugués recibió una gran ovación desde el fondo del aparato, igual que si estuviera en el Calderón: «Assunçao, te quiero». Y el mediocentro saludaba igual que saluda a sus aficionados en el estadio.Algunos de los que no se dormían aprovecharon para acompañar la cena con alguno de los licores comprados en el «duty free» del aeropuerto. Otros, con más prisas, habían comprado las botellas antes de pasar el control y, ante el temor de que se las requisaran, las apuraban en medio del atasco. Por fin se pudo llegar a Madrid, con 200 personas esperando. Y se repetían los abrazos, como el de Enrique Cerezo y el ministro de Industria, Miguel Sebastián.«Estábamos muertos», reconocía Antonio López. Pero hoy siguen todos vivos. «Hemos vuelto», amenaza el Atlético.
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